Fue Petrogrado en su fundación por Pedro I el Grande, pasó a ser Leningrado en la época soviética y hoy es la bella San Petersburgo. Una de las ciudades más impresionantes de Europa.La segunda urbe de Rusia después de Moscú tiene muchos atractivos y el mejor mes para disfrutarla es en junio, durante las «noches blancas», cuando el sol prácticamente no desaparece, la ciudad se tiñe de unos preciosos colores y la temperatura es benigna.
Mi primera imagen de la ciudad poco tuvo que ver con lo que posteriormente conocí durante mi visita a la bella San Petersburgo. Llegué en tren a la estación ubicada junto a la histórica Ploshchad Lenina (Plaza de Lenin) presidida por una enorme estatua del revolucionario bolchevique que conmemora su llegada a la ciudad.
La primera impresión no fue precisamente amable: tráfico intenso, elevado ruido ambiental, un amenazante cielo gris plomizo y una estética soviética dura e impersonal. No me dejé impresionar negativamente e hice bien: San Petersburgo nada tenía que ver con aquello y en seguida me di cuenta.
Contenido
Avenida Nevski
Paseando por la bella San Petersburgo, te das cuenta de que el fastuoso legado de los zares supera con creces al de la época soviética. Un buen inicio es dar un paseo por la histórica Avenida Nevski, la arteria comercial por excelencia y la principal avenida de la ciudad. Puentes, palacios, cafés, librerías, restaurantes … de todo y más se puede encontrar en esta avenida de más cuatro kilómetros de largo. La oferta de souvenirs y la densidad de tiendas es elevada, en donde comprar el recuerdo más famoso: las matrioshkas, las muñecas tradicionales rusas, los socorridos gorros rusos, samovares, cajas lacadas, caviar o vodka. Y para las carteras más potentes, preciosos íconos rusos.
Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada
Y paseando por la Nevski, se llega al canal Griboyedov en donde se ubica la iglesia más bonita y espectacular de la ciudad (y también la de nombre más largo): Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada. Erigida en el mismo lugar donde fuera asesinado el zar Alejandro II en 1881. Su hijo y sucesor, Alejandro III, decidió levantar una iglesia tradicional rusa en el mismo lugar en el que cayó su padre herido de muerte. Y se empleó a fondo: tardó casi 25 años en concluirla y la decoración tanto externa como en el interior es magnífica. Es una de las iglesias más impresionantes que he visitado.
Todo el interior está ricamente decorado con mosaicos, murales de colores, lámparas y mármoles. Durante la revolución de 1917 la iglesia fue dañada y saqueada. En 1932 fue cerrada y abandonada. Usada como déposito de alimentos mientras fue sitiada la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial y finalmente reconstruida y reinagurada en 1997.
Museo El Hermitage, en la Bella San Petersburgo
La joya de la ciudad es uno de los museos más importantes del mundo: Museo El Hermitage. La colección del museo ocupa un complejo formado por seis edificios ubicados a orillas del Río Neva de los que destaca el Palacio de Invierno, antigua residencia oficial de los zares, quienes iniciaron la colección privada a cargo de Catalina La Grande en 1764. La escalinata de acceso ya anticipa las maravillas de este lugar.
Es tan espectacular el contenido como el continente. Cada sala supera a la anterior. Pasear por sus pasillos es sumergirte en un mundo de una riqueza ornamental sin igual. La pinacoteca, una de las mejores del mundo, alberga cuadros de Da Vinci, Raphael, Rembrant, Van Gogh … Una autentica joya que no hay que perderse. La cafetería (poco surtida y cara), permite hacer un descanso entre tanta obra de arte. Se requieren varias horas para realizar una visita general.
El Museo El Hermitage se situa a orillas del Río Neva, corto pero caudaloso. Paseamos hacia el río, cruzando el Puente del Palacio para poder apreciar las espectaculares vistas y en las orillas los elegantes palacios y edificios.
El Hermitage con su fachada al río Neva
Fortaleza de San Pedro y San Pablo
Allí, al fondo, se divisa la esbelta aguja dorada de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo. Nos dirigimos al núcleo en el que empezó la ciudad. Construida por Pedro I el Grande en la pequeña isla de Zayachi a las orillas del Neva, contiene en su interior varios edificios entre ellos la Catedral de San Pedro y San Pablo con su dorada y brillante aguja visible desde cualquier rincón de la ciudad.
En su interior han sido enterradas las familias reales rusas durante 200 años, empezando por Pedro I El Grande y acabando por la última familia de los zares: la de Nicolas II de Rusia. Durante la revolución rusa fue tomada por los bolcheviques y fue bombardeada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
La catedral presenta un elegante interior con elevadas columnas y los sarcófagos laterales en mármol blanco identificados con las fotos de los fallecidos, como el último zar Nicolás II de Rusia de la dinastia Romanov, asesinado con su familia durante la revolución rusa.
Tumba del zar Pedro I El Grande, Catedral de San Pedro y San Pablo
Metro de San Petersburgo
Además de patear la ciudad caminando, hay dos medios de transporte interesantes: el metro y navegar en barca por los canales y el río. El metro de San Petersburgo es una atracción turística, a pesar de no tener la espectacularidad del metro de Moscú.
Su condición de «metro más profundo del mundo» (debido al delta del río Neva) te hace experimentar una rara sensación en escaleras mecánicas interminables, cuyo trayecto de bajada o subida puede llegar a durar más de tres minutos
Al final de la escalera hay una caseta de control, en dónde la supuesta vigilante (las vi dormir la mayoría de las veces) está «atenta» al mecanismo y al deambular de los pasajeros.
La mayor parte de las estaciones no se ven a simple vista , están «camufladas» dentro de edificios. La Línea 1 es la más antigua y sus estaciones tienen una decoración suntuosamente soviética, con bustos de ilustres comunistas, columnas de mármol, capiteles corintios, medallones de bronce y lámparas de cristal en el andén. Vale la pena visitar algunas de estas estaciones.
Actualmente hay cinco líneas y transitan más de dos millones de pasajeros diarios
En los trayectos del metro (que habitualmente son largos), los rusos leen más que miran el móvil. Segundos antes de entrar en una estación, la luz del vagón se apaga un par de segundos, ¿será una señal de aviso?.
La presencia del agua es una constante en la bella San Petersburgo, desde el delta del Neva hasta sus canales que unen los brazos del río. Una actividad imprescindible es observar la ciudad desde sus canales, de día o de noche y, por supuesto, sólo en primavera y verano puesto que en invierno el río y los canales se congelan.
Catedral San Isaac
Otra de las joyas de la ciudad es la Catedral San Isaac, iglesia ortodoxa, construida por Pedro I El Grande y caracterizada por su gran cúpula dorada que domina el paisaje de la ciudad. La primera iglesia fue construida en madera en 1707 y reemplazada posteriormente por piedra. El zar Alejandro I construyó una nueva iglesia que se inició en 1818 siendo terminada cuarenta años más tarde.
Fue un acierto subir al mirador superior bajo la cúpula para divisar una espléndida vista de la ciudad, eso sí: no hay ascensor y son más de 200 escalones, pero el esfuerzo vale la pena.
Mi impresión al inicio del viaje era cierta: la bella San Petersburgo es una de las grandes capitales de Europa. Y además en esta ciudad encontramos el hostel mejor del mundo!. Fue un gran acierto hospedarme aquí y lo recomiendo al 100%.
La capital del país, Moscú ha ganado muchos puestos en los últimos años y rivaliza con San Petersburgo en número de visitantes, podríamos decir que «el patito feo se ha transformado en cisne». Una revisión al artículo de los 10 imprescindibles que visitar en Moscú, no te defraudarán.
Enlaces de Interés
http://www.visit-petersburg.ru/es_sanpetersburgo/
https://www.rusalia.com/que-ver-hacer-san-petersburgo-itinerarios/
https://www.hermitagemuseum.org/wps/portal/hermitage/