Lo primero que hago cuando estoy en Madrid es pasear por el Parque del Retiro y tomar un buen chocolate con churros. A partir de ese momento y con la energía necesaria, ya puedo afrontar los retos que me depare esta gran ciudad. Un paseo por el Parque del Retiro en Madrid, unos jardines reales en su origen, es una gozada en cualquier estación del año. Yo prefiero la primavera y el otoño.
Principios de septiembre. El color ocre de los inmensos castaños de Indias, me muestran el preludio del otoño. Estoy en un jardín histórico, el Parque del Buen Retiro, recientemente nombrado Patrimonio de la Humanidad en la categoría de Paisaje Cultural.
Asciendo por la Cuesta de Moyano famosa por sus casetas de libros «de toda la vida»
A mi padre, madrileño de nacimiento y de corazón, le encantaba venir a este lugar a escarbar entre libros de viejo que acababa comprando. Siempre escribía, en la última página de cada libro, el lugar y día de la adquisición así como el precio del ejemplar. Era feliz comprando libros.
Accedo al parque por la Puerta del Angel Caído, un nombre poético para una ubicación trivial, cerca de la Estación de Atocha. Traspaso la entrada y frente a mí un paseo empinado con nombre aristocrático: Paseo del Duque Ferrán Núñez. El duque puso de su bolsillo 50.000 pesetas del año 1874 para sufragar el cincuenta por ciento del coste de un paseo pensado para que se lucieran los carruajes de la pujante burguesía. El paseo llega hasta la glorieta donde hoy se alza la fuente del Ángel Caído, una estatua que también promovió el duque.
En su momento, este lugar estaba ocupado por la fábrica de Porcelanas de la China, destruida durante la Guerra de la Independencia en 1813. A partir de aquí, me dirijo hacia el Palacio de Cristal mi lugar favorito de El Retiro. Es día laborable y todavía pronto, así que encuentro runners y perros. Canela, Nala, Coco, Toby y Leo, entre otros, juegan, se persiguen, hacen la croqueta y disfrutan en un amplio prado bajo la atenta mirada de sus respectivos dueños. Disfrute perruno.
Cruzo avenidas y caminos con altísimos pinos y eucaliptos que me obligan a estirar el cuello resiguiéndolos hasta el cielo. Son preciosos.
El canto de los pájaros me acompaña en un escenario bucólico sólo interrumpido por el ruido del corta-césped que pilota un operario haciendo «eses» entre los árboles. Me alejo de él para recobrar la tranquilidad.
La brisa matinal fresquita que tanto me gusta, me acaricia la cara y cierro los ojos para retener ese momento mágico. Los abro y vislumbro las cúpulas de cristal. Me emociono porque es uno de mis rincones preferidos de Madrid, incluido en mi artículo 36 horas en Madrid. Hoy decido circunvalar el estanque para tomar una instantánea frontal del Palacio de Cristal.
Los jardines del Buen Retiro fueron creados por Felipe IV en el siglo XVII como finca de recreo para los reyes de la Casa de Austria
Un esbelto cisne negro preside el lago junto a los patos que nadan en el agua. La luz incide sobre el cristal y destaca aun más su belleza. Proyectado en su origen como un gigantesco invernadero para exhibir plantas tropicales en la Exposición de Filipinas de 1887, recordando a la arquitectura victoriana de los parques ingleses, actualmente alberga exposiciones de arte contemporáneo, estando gestionado por varias entidades como el Ayuntamiento de Madrid y el Museo Reina Sofía.
Rodeo el palacio para no perder ninguna perspectiva. En estos momentos está vacío y no hay ninguna exposición en su interior. Sigo mi paseo por el Parque del Retiro en Madrid y me dirijo a otro edificio notable del parque: el Palacio de Velázquez. Se construyó entre 1881 y 1883 con motivo de la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales. La atractiva decoración de su fachada a base de azulejos y su esmerada restauración, lucen entre la vegetación del parque.
Me encuentro con una de las muchas esculturas que habitan en El Retiro, la estatua en memoria al General Martínez Campos, militar y político español.
Prosigo con mi paseo por el Parque del Retiro en Madrid y en una de sus principales avenidas, están montando la Feria del Libro que este año 2021 se reanuda y tendrá lugar del 10 al 26 de septiembre. La primera Feria del Libro de Madrid se organizó en 1933 como parte de los actos de la Semana Cervantina, del 23 al 29 de abril. Aquellas primeras casetas, pintadas de diferentes colores, se instalaron en el Paseo de Recoletos.
Desde 1967 la Feria disfruta de su actual ubicación, el Parque de El Retiro
El creciente aumento de solicitudes de participación de libreros, editores y distribuidores obligó a buscar un nuevo espacio: el tiempo ha demostrado el acierto en la elección de El Retiro, hoy estrechamente ligado a esta cita anual con el libro y la lectura.
Este año se celebra su 80 edición y el país invitado es Colombia. Madrid ha estado dos años sin su cita con los libros y este es el primer evento después del inicio de la pandemia. La previsión es de máxima asistencia. Lástima que no pueda quedarme algún día más para poder visitarla. En otra ocasión será.
La primera Feria del Libro de Madrid se organizó en 1933 como parte de los actos de la Semana Cervantina, del 23 al 29 de abril
Y con los libros debo finalizar mi paseo de hoy por El Retiro. Se hace tarde y no puedo renunciar a mi desayuno de chocolate con churros. Desciendo por la Cuesta de Moyano para dirigirme al Bar El Brillante uno de los mas famosos de Madrid, ubicado muy cerca de Atocha y con su terraza trasera justo enfrente del Museo Reina Sofía. Cinco churros artesanos y una taza de chocolate caliente que me saben a gloria por 5,50€. No tiene precio este momento. Observo la plaza y el Museo Reina Sofía y pienso en el resto del día por mi ciudad natal.
2 comentarios en “Un paseo por el Parque del Retiro en Madrid”
Carmen+Montil+Jiménez
(14/09/2021 - 09:58)¡Qué bonito es el Retiro! Tu descripción ha hecho que pareciera que estaba paseando junto a ti. En Madrid te espero Bea.
Bea
(14/09/2021 - 11:02)¡Muchas gracias amiga!. Siempre es un placer compartir Madrid contigo.