Beaviajera

Existe un lugar donde contemplar la ciudad, lejos del ruido y la vorágine urbana. Un lugar donde los edificios se juntan con el mar y las parejas se besan mirando el horizonte. Donde la ciudad queda a tus pies, las calles parecen pequeñas y las manzanas del ensanche cuadradas. Existe un lugar de pasado turbulento y de presente atractivo: los Bunkers de Barcelona llamados Bunkers del Carmel.

Desde esta colina, el Turó de la Rovira, a unos 250 metros sobre el nivel del mar, se divisa una de las mejores vistas de la ciudad. Aquí se construyó una batería antiaérea durante la guerra civil para defender Barcelona de los bombarderos que sufrió durante casi dos años.

En los espacios entre restos de antiguas instalaciones militares, ahora hay magníficos miradores.

En donde se ubicaban cañones, se sientan turistas, parejas o grupos de amigos a contemplar la ciudad.

Acabó la guerra y los bunkers cayeron en desuso. En la postguerra, la zona se convirtió en improvisadas chabolas para acoger  a familias de inmigrantes en el que se denominó Barri dels Canons (Barrio de los Cañones). Llegaron las olimpiadas del 92, que transformaron Barcelona y las barracas desaparecieron. 

Durante años, aquí no venía nadie. Un lugar anodino y apartado del centro de la ciudad, sin atractivo ni interés, solo frecuentado por los vecinos de la zona. Ahora es uno de los mejores miradores de la ciudad y uno de los imprescindibles para los turistas que visitan Barcelona. El autobús público es la mejor manera de acceder al lugar. Dos líneas ( 92 y 119) te dejan cerca de los Bunkers del Carmel. Después del autobús hay que caminar la subida hasta la colina. 

En 2011 se inauguró este nuevo espacio gratuito, al aire libre y con una panorámica de 360 grados sobre la ciudad. Existe un lugar desde donde poder observar unos atardeceres memorables, los Búnkers del Carmel en Barcelona.