Carmen vivía enfrente del mercado central de abastos de la ciudad: el Borne, que funcionó hasta principios de los años 70. Cada madrugada arrancaba con el trajinar de mercancías y alimentos, inundándolo todo. Ella, después de más de 20 años acostumbrada al devenir del mercado, ya no lo escuchaba. La vida de Carmen transcurría en su barrio de La Ribera, que fue centro económico de la ciudad entre los siglos XIII y XV.

Aquí los grandes mercaderes de la ciudad edificaron sus magníficos palacios como los que se conservan en el Carrer de Montcada (varios de ellos albergan actualmente al Museo Picasso). Fueron ellos y el resto de feligreses del barrio quienes sufragaron la construcción de la impresionante Basílica de Santa María del Mar.


Por esas casualidades de la vida, Carmen conoció a Carlos, un madrileño que viajó a Barcelona por motivos de trabajo. Ella en Barcelona y él en Madrid, se hicieron novios. Cada día Carmen salía de su casa y se dirigía al Edificio Central de Correos y Telégrafos, en la Vía Layetana, magnífica construcción de finales de los años 20 del pasado siglo.

Carmen atravesaba el barrio de El Born iniciando su paseo por el Paseo del Borne. Callejeaba cruzando la Plaza de la Ollas, llegando a la Plaza Palacio y seguía recto en dirección a la Vía Layetana, una de las calles más importantes de la ciudad. El impresionante edificio de Correos construido junto a otros para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, se erguía majestuoso mirando al mar. Era una de las construcciones más importantes de la ciudad y albergaba cientos de trabajadores para dar servicio a una gran población como Barcelona.


En aquella época, de cuando se escribían cartas. Se compraban sellos que se pegaban con saliva a los sobres. Se escribía el remitente en el dorso, por si la correspondencia no llegaba a su destinatario y te la tenían que devolver. Ya no se escribe una carta (cual ritual) pensando en la redacción y contenido. Ahora se escribe, se envía y se recibe en un plis-plas; por email, gmail o WhatsApp, sin pensar demasiado, sin gramática ni ortografia y de forma impulsiva.

Cada día, con su carta en el bolso como si fuera un tesoro, Carmen llegaba al edificio central de Correos y se colocaba enfrente de los tres buzones contiguos: “España”, “Internacional” y “Madrid”. Depositaba su carta en la ranura de este último buzón, con la ilusión de que su amado Carlos recibiera puntualmente sus palabras de enamorada, allí , al otro lado, a más de 600 kilómetros de distancia.

Y así un día y otro, durante los cinco años que duró su noviazgo. Carlos y Carmen se casaron en 1960, en la parroquia del barrio de ella: la Basílica de Santa Maria del Mar, hoy considerada una de las mejores obras góticas de la ciudad.
2 comentarios en “De cuando se escribían cartas”
Margarita Sawa
(30/04/2018 - 14:31)Siempre supe que las habían quemado porque mi madre me lo contaba con un «¡qué pena!»… ahora me entero de que fue más un acto simbólico que pragmático… 😉
Bea
(03/05/2018 - 16:38)Así fue su decisión. ¡Qué poco imaginaban ellos que ya no se escriben cartas…!. Un inmenso acto de amor … sin duda. Gracias Margarita.