Brujas: esplendor medieval en Flandes

Cuesta imaginar un lugar más hermoso que esta ciudad belga. Su encanto transcurre entre canales, casas gremiales, puentes y chocolate. Está considerada una de las ciudades más bonita de Europa y comparto esta opinión. Brujas: esplendor medieval en Flandes

Brujas: esplendor medieval en Flandes

Brujas, una ciudad hanseática

Llego a Brujas recorriendo Flandes en tren, un viaje más que recomendable y prefiero dejarla para el final. Considerada por muchos la Venecia del norte, la ciudad de Brujas conoció el esplendor económico durante los siglos XIII y XIV. El binomio Brujas-comercio tuvo tal relevancia en la Edad Media que con su adhesión a la potente Liga Hanseática, se convirtió en una predominante potencia comercial. Esta poderosa confederación de ciudades comerciales y gremios, operó en el norte de Europa durante 300 años y reunió cerca de 200 ciudades. Hamburgo, Bremen y Lübeck en Alemania, o Tallin y Riga, entre otras. La creación de alianzas para defender intereses comunes es antigua y las ciudades hanseáticas, como Brujas, establecieron puertos comerciales y almacenes para abastecer Europa.

En este periodo, Brujas experimentó su máximo apogeo como enlace mercantil en la Liga Hanseática. Llegaron comerciantes europeos y florecían las bellas artes, construyendo magníficas iglesias, preciosas casas gremiales y un impresionante ayuntamiento de estilo gótico florido. Hasta que llegó la decadencia, ya que las rutas comerciales del Báltico y el Mar del Norte perdieron importancia en favor de nuevas rutas marítimas con puertos atlánticos.

Un centro histórico medieval Patrimonio de la Humanidad

Los avatares de la historia han permitido que el centro histórico de aquella floreciente Brujas, haya permanecido intacto hasta nuestros días. La ciudad flamenca resistió a ambas guerras mundiales y en el año 2000 la UNESCO declaró todo el casco medieval Patrimonio Mundial de la Humanidad. No se puede pedir más. Unicamente resta lograr gestionar emocionalmente tanta fascinación y belleza. 

 

Lo primero que hago es entrar en una de las innumerables chocolaterías y comprar unos bombones. Soy adicta al chocolate. Con este gozo y deleite, inicio mi paseo en el alma de la ciudad: la Grote Markt o Plaza del Mercado. Un gran espacio siempre animado, enmarcado por preciosos edificios medievales que retienen aquella pasada prosperidad. Subiendo los 366 peldaños del campanario Belfort, ubicado en la misma plaza, se divisa una panorámica espléndida. Verdaderamente ha valido la pena el esfuerzo empleado porque desde aquí arriba, a 83 metros de altura, las vistas de la ciudad y sus alrededores resultan impresionantes. Los restaurantes con terraza en torno a la plaza son un buen lugar para degustar una de las más de 600 cervezas belgas.

Sigo degustando mis bombones y me dirijo hacia la plaza del Burg con el hermoso Ayuntamiento de 1421, estandarte del gótico civil y símbolo de una opulencia elocuente. El salón gótico del Ayuntamiento o Stadhuiss es un tesoro. La plaza concentra otros notables edificios, como la Antigua Escribanía de fachada renacentista o la Basílica de la Sangre, en donde según la leyenda, se conserva una preciada reliquia: un frasco con la sangre de Cristo traída de Jerusalén por un cruzado en el siglo XI.

Brujas: esplendor medieval en Flandes

Para los interesados en completar el recorrido por la historia del arte, no dejes de visitar la Catedral de San Salvador ni la iglesia de Nuestra Señora, ya que ambos poseen ricos patrimonios artísticos. Aquí las distancias son cortas y lo mejor es dejarse guiar por la intuición en un tranquilo deambular por las calles, descubriendo atractivos lugares. 

 

Prosigo mi dulce paseo y me aproximo al Parque Minnewater, uno de los lugares más apacibles, románticos y fotografiados de Brujas. Los cisnes nadando en el lago, es una estampa bucólica. Lejos quedan sus ruidosos y prosaicos orígenes, cuando se utilizaba como puerto interior donde atracaban embarcaciones, especialmente las de transporte regular de mercancías con Gante, otra joya de Flandes.  

Brujas: esplendor medieval en Flandes

Inspirada por la poesía de este rincón de la ciudad, dirijo mis pasos a uno de los beaterios más bonitos de Bélgica, el Begijnhof o Beaterio de las Beguinas. Construidos en la Edad Media para que las mujeres huérfanas o viudas tuvieran un hogar digno, son lugares de paz y sosiego. Ahora habitan monjas benedictinas.

El chocolate, una especialidad belga

Brujas: esplendor medieval en Flandes

Cuando los españoles transportaron el cacao a Bélgica, poco se imaginaban que se convertiría en una auténtica pasión. La ingente oferta de bombonerías y chocolaterías en Brujas es infinita. Y para una apasionada del chocolate como yo, un auténtico placer. Pasear por la ciudad entre tanta delicadeza saboreando una esmerada selección de bombones, cuál tesoro entre mis manos, es una experiencia viajera casi mística.

Brujas: esplendor medieval en Flandes

Esta especialidad belga cuyo aroma inunda las calles, porque las chocolaterías mantienen abiertas sus puertas como persuasiva invitación al paseante, que no puede resistirse a probar una de sus deliciosas variedades. Existe tal infinidad de marcas, todas excelentes, desde la exquisita Neuhaus a la más popular Leonidas o la famosa Godiva.

La tradición de los encajes

Brujas fue el epicentro del mercado internacional de paños desde el siglo XII y destacó en la producción de delicados encajes, reconocidos por su elegancia y calidad. El centro de la ciudad está repleto de tiendas que venden estas filigranas de hilo y en el Centro del Encaje (Kantcentrum) podrás descubrir la historia. Durante los siglos XVII y XVIII, los encajes de Brujas alcanzaron su apogeo y eran muy codiciados por al realeza y aristocracia de toda Europa. En aquel tiempo, el encaje se utilizaba para adornar vestidos, pañuelos y ropa de cama. Todavía hoy, el encaje hecho a mano sigue siendo un arte respetado en Brujas. Hay escuelas y talleres dedicados a preservar esta técnica tradicional.

El rincón más bonito de Brujas

Brujas: esplendor medieval en Flandes

Empieza a anochecer y con mi bolsita de bombones ya vacía, me dirijo a un romántico rincón ideal para despedirme de esta ciudad única e irrepetible. Me siento frente al Muelle del Rosario (Rozenhoedkaai). Está situado en la confluencia de dos canales principales, convirtiéndolo en un lugar privilegiado para observar la arquitectura medieval y su reflejo en el agua. Al fondo, se erige la Torre Belfort, que preside la Grote Markt, el alma de Brujas. Es difícil resistirse a tanta belleza. Lo fotografío para no olvidar ni un solo detalle de Brujas: esplendor medieval en Flandes, y sigo degustando los retales de chocolate aún en mis papilas.

Qué hacer en Brujas

Free Tour por Brujas 

Visita guiada por Brujas incluido un paseo en barco

Free Tour de los misterios y leyendas de Brujas

Visita guiada por Brujas

Taller de chocolate en el museo Choco Story

Tour panorámico por Brujas

Entrada al Museo de la Cerveza

Tour en bicicleta por Brujas

Free Tour por la Brujas oculta

 

Autor entrada: Beatriz Lagos

Soy Bea. Me encanta viajar y fotografiar. Viajo desde siempre y siempre que puedo . Conocer , experimentar y rodar por el mundo.

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