Leyendas del lago de Banyoles en Girona

Cada lugar tiene sus leyendas, su mitología local, pequeñas narraciones destiladas lentamente a lo largo de los siglos. Como es previsible, las leyendas del lago de Banyoles en Girona, giran alrededor del elemento característico de su paisaje: el agua del lago, llamado estany en catalán. Antes de que la ciencia iluminara con su luz, siempre prosaica, todos los secretos del agua, el lago era a ojos de los bañolenses o bañolinos (banyolins en catalán) un espacio misterioso y enigmático. Un marco muy propicio para las leyenda.  

Leyendas del lago de Banyoles en Girona

Mi última visita al lago de Banyoles fue en septiembre de 2020, en un respiro del año pandémico en el que se podía conducir en coche hasta aquí. ¡Qué acierto! Nunca había visto el lago con unas aguas tan cristalinas y transparentes. La belleza y la calma de este entorno natural a tan solo media hora en coche desde Girona, me sedujo para siempre desde el primer día que lo conocí. Es el lago más grande de Catalunya y su profundidad supera los 60 metros. Un lugar muy tradicional para disfrutar de un día festivo en bici, caminando o en barca.

Morgat: la leyenda del origen

Leyendas del lago de Banyoles en Girona

Esta leyenda es de Morgat. El viejo hombre del campo, cuidaba de sus bueyes y labraba con la paciencia y destreza de los payeses de antaño. Un día, mientras realizaba sus tareas, escuchó una voz que decía: «Morgat, Morgat, agafa als bous i vés sota el teulat» (coge a tus bueyes y ve bajo el tejado) El hombre se paró maravillado ¿Quién estaba hablando? ¿Y por qué se tenía que ir fuera de casa? Morgat continuó labrando como si nada. Entonces, la voz se volvió a oír todavía más fuerte: «Morgat, Morgat ves-te’n a casa o seràs negat» A pesar de que este segundo mensaje ya advertía de un peligro inminente, Morgat siguió labrando. 

Poco después, la voz misteriosa que hablaba en verso resonó por tercera vez. Finalmente convencido, el buen pagès liberó a los bueyes y se dirigió hacia casa. Justo cuando salía del campo, la tierra se puso a temblar por debajo de sus pies con un ruido atronador. Al girar los ojos hacia atrás, vio estupefacto que la tierra se abría como una granada y por doquier brotaban grandes surtidores de agua. Pocos segundos después, de su campo ya no quedaba  ni rastro, todo era agua y más agua. El viejo Morgat no lo sabía, pero acababa de estrenar la primera panorámica del lago. Había perdido sus tierras, pero había salvado la vida.

El dragón y Sant Mer

Otra de las leyendas del lago de Banyoles en Girona tiene que ver con un dragón, uno de los personajes más célebres de Banyoles.

Leyendas del lago de Banyoles en Girona

Lo describían así: «Le cubría todo el cuerpo una escama de afiladas púas de hueso que lo hacia invulnerable. Tenía unas largas alas y arpones arqueados y una espina dorsal erizada que se extendía desde el cuello hasta la cola. De los ojos le salían chispas y tenía un aliento tan pestilente que al soplar secaba las plantas, envenenaba las fuentes, apestaba los campos y contagiaba enfermedades a personas y animales» . Voraz como un Tyranosaurus rex se comía las bestias y a las personas con tanta rapidez que amenazaba con convertir el pueblo en un desierto. 

Con el objetivo de regular su dieta humana, los banyolins acordaron que cada día sortearían a una doncella para dársela al dragón y calmar su voracidad. Y así fueron pasando los meses hasta que llegó a Banyoles el ejército de Carlomagno que iba «limpiando» a Catalunya de sarracenos. Les suplicaron que también fueran liberados del monstruo y muchos caballeros se ofrecieron. Sin embargo, el terrible dragón los derrotaba siempre y llegaba a comérselos con armadura incluida. Incluso el mismo emperador Carlomagno probó suerte pero también fue vencido y sólo un milagro lo liberó de las fauces del dragón. 

Leyendas del lago de Banyoles en Girona

Una buena mujer, madre de una de las doncellas que tenía que ser entregada a la bestia diabólica al día siguiente, pidió ayuda a un anacoreta de nombre Mer que acompañaba a las tropas cristianas. Sant Mer era famoso por el poder de sus plegarias que incluso lograba resucitar a los soldados muertos en combate. El hombre santo no se negó y al día siguiente armado sólo con una estola, se aproximó al agujero rezando una oración. El dragón al salir de su madriguera abrió la boca dispuesto a devorarlo. Sant Mer, sin inmutarse, le tiró la estola por encima y la bestia, de golpe, se volvió mansa como un cachorro y se arrodilló para chuparle los pies.

Leyendas del lago de Banyoles en Girona

El santo lo condujo hasta la plaza de Banyoles, en donde los banyolins armados con hachas, cazadas y otros elementos lo convirtieron en carne picada. En conmemoración  y agradecimiento a Dios y a Sant Mer, se construyó el monasterio de Sant Esteve, alrededor del cual creció la nueva ciudad liberada.

Los colores del agua, la leyenda que dura

Tanto el viejo Morgat como el dragón ya no son de este mundo y los monjes fueron expulsados del monasterio en el XIX. Las aguas del lago de Banyoles surcadas de remeros y nadadores se han vuelto tan dóciles que nunca más se revelarán. Sin embargo, queda intacta la maravilla más grande del lago: los colores del agua. La luz y el tiempo hacen del lago un calidoscopio de mil colores. Cuando sale el sol tiene una blancura color crema. Aparecen diversos azules durante la mañana y bajo el sol del mediodía se vuelve radiante. A veces, el lago imita el azul del cielo con rincones verdes en donde se reflejan las hojas de los árboles. En otoño adquiere una tonalidades ocres.

Sin embargo, cuando la tempestad es inminente, el lago se impregna de un color turquesa de mal presagio. Al soplar la tramontana, en cambio, adopta un color azul marino y el agua se riza con pequeñas olas inofensivas. De noche se convierte en una losa de antracita en la que se reflejan la luna y las estrellas.

No hay ninguna leyenda que explique esta extraordinaria gama de colores. Quizás porque contemplando el agua todos se quedan sin palabras.  

Información del  lago de Banyoles y alrededores

  • El lago de Banyoles se encuentra a 120 km de Barcelona y a 22 km de Girona.
  • A pesar de que el lago de Banyoles es un espacio protegido, cuenta con tres zonas de baño delimitadas para darse un chapuzón de forma segura.
  • En el lago se puede navegar en pequeñas barcas de remo de alquiler o en el catamarán eléctrico “Tirona”. Es posible practicar deportes acuáticos, como el kayac. La pesca deportiva sólo se permite desde la orilla y para ello es necesario tener una licencia.

  • El casco antiguo del pueblo de Banyoles es un encantador conjunto de calles estrechas, plazas y edificios históricos. Destaca el Museo Darder de Historia Natural, uno de los más antiguos de las comarcas gerundenses e inaugurado en 1916.
  • A poca distancia de Banyoles en Girona se encuentra la zona volcánica de la Garrotxa con volcanes extintos, el pueblo medieval de Besalú y las Cuevas de Serinyà

 

CURIOSIDAD: recuerdo que cuando iba al colegio, una de las excursiones estrellas era ir a pasar el día al lago de Banyoles. La visita incluía conocer el Museo Darder y su bosquimano disecado. Si, si estás leyendo bien. Se le llamaba «el negro de Bañolas» y durante años fue exhibido embalsamado como la principal atracción del Museo. El cuerpo estaba expuesto desde su adquisición en 1916 y durante 75 años sin ninguna controversia. Miles de escolares, desfilamos delante del bosquimano sin reparar en la salvajada que suponía tenerlo allí, con lanza, escudo y taparrabos incluido. Finalmente, fue devuelto a Botswana, no sin la intervención del presidente de la UNESCO y de la ONU y enterrado en su destino.

 

 

Autor entrada: Beatriz Lagos

Soy Bea. Me encanta viajar y fotografiar. Viajo desde siempre y siempre que puedo . Conocer , experimentar y rodar por el mundo.

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