Un mar de color naranja lo invade todo. Tan sólo un oryx despistado entre la arena y algún árbol petrificado que acentúa la dramática belleza del lugar. Al fondo, una acacia, superviviente a la intensa deshidratación. En el Namib, el desierto más antiguo del mundo, las formas geométricas dibujadas por las luces y las sombras, son las protagonistas. Una inmensidad que trasmite su nombre que significa «enorme» en lengua nama.


Después de visitar la interesante Ciudad del Cabo (Cape Town) en la vecina República de Sudáfrica, un vuelo de dos horas nos llevó hasta Windhoek, capital de Namibia. Empezaba la aventura: un viaje en camión recorriendo uno de los países más atractivos del continente africano.

El Desierto del Namib, no es un desierto cualquiera. Además de dar nombre al país, no sólo es el más antiguo del mundo (se estima que ya existía hace más de 65 millones de años), sino que se le asocia otro récord: contener las dunas más altas del planeta, que pueden llegar a alcanzar más de 300 metros. Y conseguir la cima es posible en alguna de ellas.
Madrugar y ascender la duna 45 de 180 metros, ubicada en el Parque Nacional Namib Naukluft para ver el amanecer o atardecer, es una de las tradiciones del lugar
Y uno de los momentos estelares del viaje. La bajada de la duna después de la puesta del sol, con los pies hundidos (hasta la rodilla) en la arena ya fría, no es tarea fácil, pero es una experiencia única y muy gratificante.



Parece que durante 5 millones de años, el río Orange (el segundo más importante del sur de Africa, después del río Zambeze) ha ido acumulando la arena del desierto de Kalahari hasta formar un gran mar de arena. Las dunas están numeradas: la 45 debe ese número por su distancia en kilómetros a Sesriem. La duna 7, considerada la más alta del planeta con 380 metros de altura, está cerca de la ciudad de Swakoppmund (nombre que denota su pasado colonial alemán). A alguien se le debió ocurrir este sistema para identificar de alguna manera a las dunas.



En el centro de Naukluft se encuentra el área de Sossusvlei, a la que se accede desde Sesriem. Sossusvlei contiene lagos secos y los esqueletos de las acacias muertas con el telón de fondo de las elevadas dunas naranjas. Una composición difícil de igualar.
Por esta razón, no conozco un lugar como este con una paleta de colores tan intensos y formas cambiantes, según la hora del día y la luz, pasamos del marrón al naranja más intenso, al rojizo, violeta, azul, blanco…

Namib el desierto más antiguo del mundo, es una maravilla para gozarla y guardar en el recuerdo. Uno de los mejores lugares de África.