Roma, desde sus orígenes como asentamiento de pastores sobre la colina del Palatino, llegó a dominar un gran imperio que duró cinco siglos. El legado de su larga historia está presente en cualquier rincón de la ciudad. La Roma Antigua, la Roma renacentista y barroca, para acabar en la Roma actual. Tres ciudades en una, permiten elegir al viajero con cuál se queda. Yo recomiendo las tres. Este es un paseo por Roma la ciudad eterna.
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Cuando llega el buen tiempo, muchas de las elegantes plazas barrocas y de las estrechas calles medievales, ofrecen atractivas terrazas en las que disfrutar de un buen gelato o cappuchino. Nuestro paseo se inicia en uno de los puntos turísticos más famoso y concurrido de la ciudad: la Fontana di Trevi, una de las mayores fuentes barrocas de Roma y la más bonita. No hay que perderse la Fontana al caer la noche. Cuando se ilumina y los turistas dejan paso a la calma.
La tradición dice que todo aquel que arroje una moneda de espaldas y por encima de su hombro izquierdo a la Fontana de Trevi, tiene garantizado su regreso a Roma
La fuente originalmente marcaba el fin de un acueducto que solía abastecer de agua a Roma. El nombre de Trevi deriva de “Tre Vie” (tres vías) haciendo referencia a la intersección de tres calles que forman la plaza. Sino quieres verla atestada de gente y pidiendo permiso entre codazos, para hacerte una de las fotos más deseadas en Roma, ¡madruga!.
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El Panteón
El paseo continúa por el centro histórico en dirección al Panteón de Roma uno de mis monumentos favoritos. Pero antes hacemos una parada frente al Templo de Adriano. Construido en el año 145 en honor a dicho emperador. Las once columnas corintias de quince metros de altura que se conservan actualmente, son impresionantes con su iluminación nocturna. Ubicado en la pequeña Piazza de Pietra, muy cerca del Panteón, la cruzas prácticamente sin darte cuenta paseando por el centro histórico.
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Llegamos al imponente Panteón, en la Piazza della Rotonda. Lo mandó construir el emperador Adriano en el siglo II d.C. sobre las ruinas de un templo anterior, destruido por un incendio. El nuevo lo construyó el emperador Agripa, por ello también se conoce como Templo de Agripa. Lo realmente fascinante es su cúpula, a través del óculo (la única entrada de luz) el templo de los dioses se ilumina y se convierte en un lugar mágico. Brunelleschi se inspiró en su técnica para construir la cúpula del Duomo de Florencia.
La Piazza del Panteón es una zona muy animada, con cafés, terrazas y restaurantes. Coches de caballos que esperan clientes para pasear por el centro histórico. Un lugar con vida en donde descansa uno de los monumentos más emblemáticos de la Antigua Roma.
No podemos dejar de visitar la heladería Giolitti, la más antigua de Roma, fundada en 1890. Se encuentra en el número 40 de la Via Uficci del Vicario, muy cerca de la Piazza della Rotonda y del Panteón de Agripa
En la heladería Giolitti, hicieron el helado que se comía Audrey Hepburn en la mítica película Vacaciones en Roma. Son deliciosos.
Piazza Navona
Además, a sólo 5 minutos de aquí, se encuentra una de las plazas barrocas mas espectacular de la ciudad: Piazza Navona. Con planta rectangular y unas dimensiones extraordinarias para una plaza, su estructura y tamaño se deben al antiguo Estadio Domiciano. Allí se realizaban competiciones deportivas y luchas de gladiadores.
La Piazza Navona, con sus tres fuentes barrocas, constituye una de las obras del barroco mayores de Italia.Es una de las plazas más bella del mundo
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En realidad, el centro lo ocupa la fuente de Bernini (1651) que representa a los cuatro grandes ríos de la época: Nilo, Ganges, Danubio y Río de la Plata. La primera vez que la vi me impresionó. Seguimos nuestro paseo y llegamos a la famosa Via dei Condotti (la Quinta Avenida de Roma) que nos lleva en quince minutos a la Piazza di Spagna, con las escaleras más famosas de Roma.
Piazza di Spagna
Su nombre proviene de la ubicación de la embajada española ante la Santa Sede desde el siglo XVII. Las escaleras de la plaza, siempre llenas de gente, fueron construidas a principios del siglo XVIII, para comunicar la plaza con la Iglesia de Trinità dei Monti, situada en la parte alta y presidiendo la plaza. Sentarse en las escaleras, en un día de sol para descansar de los paseos por la ciudad o como punto de encuentro de los locales es casi una actividad obligatoria en Roma.
Deshacemos nuestros pasos volviendo por la Via dei Condotti y entramos en el famoso Café Greco, en el número 86. Fundado en 1760 es el más antiguo de la capital italiana y el segundo más viejo del país, por detrás del Caffé Florian (1720) de Venecia.
Tiene su encanto sentarse en una mesa del antiguo Café Greco y degustar un café italiano, en donde lo han hecho algunos clientes destacados como Franz Liszt, Goethe, Stendhal, Lord Byron, Richard Wagner y Orson Welles, entre otros.
El río Tíber
Con todo esto, llegamos al río Tíber que cruza Roma y es el tercero más largo de Italia. Con sus más de 400 kilómetros de recorrido, nace en los Apeninos y desemboca en el Mar Tirreno. En este río fueron depositados Rómulo y Remo, según la leyenda fundadores de Roma.
Más de 15 puentes cruzan el Tíber que parte la ciudad en dos. Pasear por lo puentes es una de las experiencias románticas que hacer en la ciudad eterna. Las ciudades con río tienen mucho encanto y Roma no es una excepción, todo lo contrario.
Por aquí accedían los peregrinos que llegaban a Roma para alcanzar la Basílica de San Pedro, muy cerca de aquí. El Puente de Sant Angelo es uno de los más antiguos y bonitos. Este puente peatonal sobre el río Tíber, fue construido por el emperador Adriano y Bernini fue el encargado de su decoración en el siglo XVII. Uno de los imprescindibles que visitar en Roma.
El Castillo de Sant’Angelo, con 2000 años a sus espaldas, fue construido en el año 123 dC. como mausoleo del emperador Adriano (¡cómo no!) y su familia. Ha sido fortaleza militar, prisión y residencia papal y museo. La visita es muy recomendable y las vistas de la Basílica de San Pedro desde sus dependencias son una maravilla.
El Vaticano
De hecho, proseguimos con un paseo por Roma la ciudad eterna y llegamos al Vaticano, el país más pequeño del mundo. El Vaticano que alberga la Santa Sede, máxima institución de la Iglesia Católica. Es un estado soberano con una superficie de apenas medio kilómetro cuadrado y 800 habitantes. Poca extensión para el poder que concentra…
No deja de sorprender que siendo el estado más pequeño del mundo, cuente con mas de mil millones de «súbditos», llegando a cualquier rincón del globo
La máxima autoridad del Vaticano y Jefe de Estado es el papa Francisco. El conjunto arquitectónico e histórico-artístico que conforma la Ciudad del Vaticano fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
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Ciertamente, entrar en la magnífica Plaza de San Pedro por primera vez es, para un católico (practicante o no), es una experiencia única. Sus dimensiones son espectaculares y puede llegar a albergar más de 300.000 personas. Bernini es el creador de esta maravilla y tardó once años en finalizarla. Rodean la plaza 284 columnas con 140 estatuas de santos y 88 pilastras. En el centro de la plaza destaca un obelisco de 25 metros de altura proveniente de Egipto y dos fuentes, una de ellas de Bernini (1675).
En los laterales de la plaza se forman largas colas para acceder a la Basílica de San Pedro, uno de los edificios más grandes del mundo y la mayor basílica papal. La entrada a la Basílica de San Pedro es gratuita, pero la gran cantidad de visitantes y las larguísimas colas, aconsejan reservar una visita guiada de pago. Se puede adquirir una visita combinada con la basílica, Museos vaticanos y Capilla Sixtina. Es conveniente dedicar un día completo para visitar tranquilamente, esta cantidad ingente de arte e historia.
No obstante, cuando entras en el interior de la Basílica de San Pedro te asombras de sus dimensiones colosales. La construcción de la actual Basílica de San Pedro fue un encargo del papa Julio II (1503-1513), pero antes ya existía otra basílica construida por Constantino en el 324 en el lugar en donde se encontraba la sepultura de San Pedro. Dos elementos destacan entre esta profusión de tesoros artísticos: el Baldaquino de Bernini, pensado como silla papal y la Piedad de Miguel Angel. Resulta impresionante observarlos en directo.
Cierto es que los Museos Vaticanos reúnen la mayor colección de arte de la Iglesia Católica Romana. Miles de obras recogidas, donadas o expoliadas, a lo largo de cinco siglos. La Capilla Sixtina, considerada como la obra maestra de Miguel Angel. Tardó 24 años en pintar los frescos del techo y la famosa imagen en la que Dios da vida a Adan, es una de las joyas imprescindibles. Una auténtica maravilla. En su interior está prohibido hacer fotos, está muy vigilado.
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La Escalera de Bramante, una fotogénica escalinata de doble hélice (me recuerda al ADN), es la utilizada para salir de los Museos Vaticanos. Una bonita manera de finalizar la visita de una de las reservas artísticas más notable del mundo.
El Coliseo
Después de horas recorriendo salas, capillas y una riqueza artística sin parangón, apetece salir al exterior y volver a disfrutar de las calles romanas. Un paseo por Roma la ciudad eterna, prosigue cruzando los Jardines Vaticanos en dirección hacia el monumento por antonomasia de Roma: el Coliseo. Este magnífico monumento, también llamado anfiteatro Flavio, lleva casi dos milenios mostrando el poder de la Roma Antigua.
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Con capacidad para 50.000 espectadores, mide 52 metros de altura. Los juegos de su inauguración en el año 80 por el emperador Tito, d.C. duraron cien días. Todos tenemos en el imaginario aquellos combates entre gladiadores y espectáculos diversos que tenían lugar aquí. Ha sufrido cuatro terremotos, ha sido cantera de Roma y incluso vertedero. Hoy se alza majestuoso como icono de la Roma Antigua y recibe más de seis millones de visitantes al año. Su visita es un imprescindible y recomendable hacerlo coincidiendo con el atardecer para lograr unas fotos inolvidables.
La multitud de espectadores que asistían al Coliseo se distribuían de forma que los lugares más cercanos a la arena eran para las clases altas y las gradas situadas en el último nivel eran para la plebe y las mujeres. Cuando accedes a su interior se pueden ver los laberintos y pasillos subterráneos donde se guardaban los animales y esperaban los gladiadores antes de salir a luchar.
Se pueden comprar entradas on line que incluyen la visita al Coliseo, Palatino y Foros Romanos. La mayor concentración de monumentos y restos arqueólogicos de la ciudad están en la avenida de los Foros Imperiales.
El Trastevere
Finalmente y después de una visita a la Roma Antigua, se impone un cambio de registro y un paseo por Roma la ciudad eterna, se dirige al barrio con mas encanto de la ciudad: el Trastevere.
Con su aire bohemio, callejuelas estrechas y adoquinadas, terrazas con sus mesas cubiertas por los inconfundibles manteles a cuadros… y con su ubicación en la ribera oeste del río Tíber, Trastevere es un auténtico encanto. Siempre que viajo a Roma, vuelvo al Trastevere.
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En consecuencia, por el Trastevere hay que perderse. Sin rumbo fijo. Callejeando y disfrutando de la esencia del barrio. Un gelato allí, un Apperol Spritz en una terraza, una buena pasta en un restaurante bohemio o una cerveza artesanal. Todo es disfrute y bullicio. La Piazza Santa Maria in Trastevere es uno de los puntos neurálgicos del barrio en donde se reúnen jóvenes y turistas. Este barrio transgresor y bohemio es un imperdible en un paseo por Roma la ciudad eterna.
Roma es amor al revés.