Las calles de las antiguas ciudades de este extraordinario país, estuvieron un día atestadas de caravanas que transportaban las más ricas mercancías a través de una legendaria ruta comercial. Han pasado muchos siglos desde aquella época de esplendor. Sin embargo, sus ciudades salpicadas de cúpulas verdeazuladas, todavía mantienen esa atmósfera cautivadora de los tiempos de Marco Polo y el Gran Tamerlán. ¡Bienvenidos a este viaje a Uzbekistán en la maravillosa Ruta de la Seda!
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La Ruta de la Seda
Si el camino desde Xian a Constantinopla -la actual Estambul- se transformara en una autopista, el viaje que en el pasado durara tres años, podría ser recorrido hoy en pocas semanas. Pero esa vía rápida no existe y tal vez sea mejor así, pues la travesía se convierte en un periplo interesante e intenso.
Requería muchos meses atravesar los 8.000 km de distancia de una ruta que originó una estrecha relación comercial única entre Asia y Europa. Su relevancia fue mas allá del puro interés comercial y los caravasares servían para alojar a los mercaderes.
Viajeros europeos de hace más de mil años se enfrentaron a todo para cruzar el mundo y contactar con gentes desconocidas, era la Ruta de la Seda
El intercambio de religiones, culturas y tecnologías tuvo una dimensión que ha llegado a nuestros días. Curiosamente, mientras la mayoría del comercio viajaba hacia el Oeste, las ideas religiosas se desplazaban principalmente hacia el Este. El viajero valiente estará tentado de transitar por las sendas de la Ruta de la Seda, aunque en la actualidad no resulta nada sencillo. Demasiadas barreras, conflictos y guerras hacen que esta mítica ruta sea intransitable por varios países.
La historia de la humanidad nos enseña que lo que empieza siempre acaba. La Ruta de la Seda inició su decadencia cuando China abandonó la dinastía Tang y se encerró tras su Gran Muralla. En el siglo XV. las potencias europeas fueron descubriendo nuevas rutas marítimas y Asia central fue abandonada tanto por Oriente como Occidente. Veinte siglos después a la llegada de la primera misión china, se cree que el geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen acuñó en 1877 el término “Ruta de la seda”. Actualmente casi cualquier ruta que atraviese Asia central sigue algún tramo del itinerario como este viaje a Uzbekistán en la maravillosa Ruta de la Seda.
Hace más de 2000 años que la seda empezó a transportarse a Occidente desde China, cuando en el antiguo Irán, se enamoraron del delicado y sutil tejido. Posteriormente, los romanos desarrollaron una costosa obsesión por ella y en los posteriores siglos se convertiría en un artículo incluso más valioso que el oro. La mejor opción para recorrer la Ruta de la seda quizá sea iniciar el camino en Estambul y atravesar Irán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kirguistán hasta China. Se trata de un gran viaje y la duración ideal para recorrer los 8.000 km es entre tres y cuatro meses. La mejor época de de junio a octubre. ¡Todo un sueño viajero!.
Uzbekistán una maravilla desconocida
Desde el punto de vista geográfico y como curiosidad, junto con Liechtenstein, es uno de los dos únicos países doblemente aislados del mar. Hay que atravesar dos fronteras, como mínimo, para poder acceder al mar. Esta es una de las 20 curiosidades de Uzbekistán que te sorprenderán. El país cuenta con una superficie de 447.400 km², similar a la extensión de Irak o Suecia. Sus fronteras limitan con los países «stan» de Asia central: Kazajistán al norte, Kirguistán al este, Tayikistán al sureste, Turkmenistán al suroeste y con Afganistán al sur. El sufijo «stan» significa país, así que Uzbekistan es el país de los uzbekos.
Sin duda en Uzbekistán convergen todos los caminos de la Ruta de la Seda. En este país florecieron algunos de los más bellos edificios religiosos del mundo y albergan un fascinante arsenal arquitectónico. Me impresionó la Plaza del Registán en Samarcanda. Uno de esos instantes viajeros que te quitan el aliento y dejan sin respiración. Una maravilla que debería estar entre las mejores del mundo. Pero volvamos a Uzbekistán.
Fue incorporado al imperio ruso en el siglo XIX y en 1924 pasó a formar parte de la URRS. Después de casi 70 años siendo una república socialista soviética, logró su independencia en 1991
Desde su independencia sólo ha tenido dos presidentes de la república: el controvertido y autoritario Islam Karimov fallecido en 2016 tras 25 años en el poder y su sucesor Shavkat Mirziyoyev nombrado primer ministro del anterior presidente en 2003. Uzbekistán no es precisamente un paradigma de democracia.
Tres ciudades uzbekas de arquitectura inigualable son emblemáticas para resumir el auge que tomó el Islam en Asia central usando la Ruta de la Seda para su expasión. A continuación, te presento las cuatro ciudades mas representativas del país. Es importante realizar la ruta en la cronología que describo, ya que se va «de menos a más» y se finaliza el viaje en la mítica Samarcanda, el diamante de todas las joyas uzbekas.
Tashkent, la capital de Uzbekistán
Tashkent es la primera ciudad que visito en este viaje a Uzbekistán en la maravillosa Ruta de la seda. Se sitúa en el extremo oriental del país, junto a la frontera con Kazajistán , por cierto el noveno país más grande del mundo. Con sus 2,5 millones de habitantes, la capital de Uzkekistán, a pesar de no tener el valor histórico de otras ciudades uzbekas, también fue un punto relevante en la Ruta de la Seda. Inevitablemente la pisarás puesto que los vuelos internacionales aterrizan en su aeropuerto. En 1930, Tashkent cayó dentro de las fronteras de la RSS de Uzbekistán y se convirtió en la capital, desplazando a Samarcanda. Alberga las sedes de poder, museos, biblioteca nacional y amplias avenidas arboladas en las que se entremezcla el anodino estilo soviético con algunos notables monumentos. Su metro recuerda a su pasado soviético con elegantes y magníficas estaciones.
Durante el devastador terremoto de 1966, se perdió una gran parte de la arquitectura tradicional de Tashkent. En total más del 80% de la ciudad fue destruida incluyendo más de la mitad de la ciudad vieja incluidas mezquitas con más de 600 años de antigüedad. Gracias a la posterior reconstrucción a cargo de la URSS, podemos disfrutar de algunas joyas arquitectónicas como el Complejo Hazrati Imam, construido en el siglo XVI. Es de los pocos lugares que el terremoto del 1966 dejó parcialmente en pie. Se trata del corazón religioso de Tashkent y serán las primeras cúpulas turquesas que veré en el viaje y la primera vez ya se sabe…
La Mezquita de Tillya Sheikh donde, según cuentan, se conserva un cabello dorado del profeta Mahoma o la Mezquita Hazrati Imam, con un minarete de unos 50 metros de alto son otros lugares interesantes. También la Madraza de Barakkhan, con un gran patio interior en el que hoy se pueden ver los trabajos de artesanos locales y la Madraza Muyi Muborak, el edificio mas pequeño pero el que contiene el mayor tesoro. En su interior hay una exposición de libros antiguos, entre los que se conserva uno de los ejemplares del Corán de Osman, una reliquia sagrada que, según los musulmanes, es el más antiguo del mundo fechado en el siglo VII. No se pueden hacer fotos en el interior.
Otro lugar interesante es el Bazar de Chorsu, el mercado más famoso de la ciudad, coronado por una inmensa cúpula verde. Fruta, verdura, carne (especialmente de caballo) y frutos secos muy ricos en la planta superior. Durante el viaje era época de fresas y las encontrabas en barreños por todas partes con un olor increible. Uzbekistán es una potencia agrícola y se puede constatar en este mercado. Compré medio kilo de excelentes pistachos por los que pagué 80.000 SOM (unos 6€ al cambio), mucho más barato que en España pero probablemente por encima del precio que pagan los uzbekos. Si quieres conocer un país, visita sus mercados.
Khiva o Jiva histórica ciudad uzbeka
Un vuelo doméstico de hora y media te traslada desde la capital hasta la antigua ciudad de Khiva, una de las ciudades más hermosa del país. Esta apacible y acogedora ciudad de la Ruta de la Seda tiene un pasado turbulento de caravanas de esclavos y saqueadores turcomanos. La ciudad está amurallada y es recomendable que el alojamiento se ubique dentro del recinto histórico para poder ir caminando a hacer las visitas.
Su centro histórico parece haberse congelado en el tiempo y evoca las caravanas que circulaban por sus estrechas callejuelas en donde los mercaderes comerciaban con la seda. Uno de los minaretes mas espectaculares e icónicos del país está en Khiva: el minarete inacabado de Kalta Minor visible desde todos los rincones de la ciudad. Revestido de azulejos turquesas, fue proyectado para que fuera el más alto del mundo islámico. Se empezó a construir en 1851 bajo el mandato de Amin Khan que al morir quedó inacabado.
Me impresionó el Mausoleo de Pahlavon Mahmud. Muy venerado y visitado por los recién casados. Su majestuosa decoración con azulejos azules le otorgan el título de uno de los lugares más bellos de Khiva.
La Mezquita de Juma con sus 218 columnas de madera, las extraordinarias vistas desde la atalaya del Kuhna Ark o el minarete de 37 metros de altura de la Madraza Islom Hoja, son algunas de las joyas de la maravillosa Khiva. Salgo de la muralla después de unos días inolvidables en esta deliciosa ciudad preámbulo de lo que está por venir.
La sagrada Bukhara o Bujará
En este viaje a Uzbekistán en la maravillosa Ruta de la Seda, para ir de Khiva a Bukhara lo mejor es hacerlo en tren y partiendo de la estación de Urgench a unos 30 kilómetros de Khiva. Con aspecto soviético y a las seis de la tarde, la máquina se pone en marcha para un recorrido de unos 400 kilómetros que realizará en seis horas. El compartimento para dos personas en primera clase es sencillo y el precio oscila entre 18-25 €. El recorrido atraviesa un enorme desierto y avanza en paralelo a la frontera de Turkmenistán hasta llegar a un vergel donde se asienta Bukhara. Llegamos sin novedad a medianoche.
Miles de años de historia nos contemplan desde sus enormes puertas de mezquitas y madrazas de paredes turquesas y mosaicos azules. Hay que perderse por el centro histórico peatonal para conocer el alma de esta fantástica ciudad. Aquí vivieron grandes científicos como el médico Ibn Sina conocido en Occidente como Avicena. Bukhara es un museo al aire libre en donde te fascinarán maravillosos monumentos como las madrazas de Miri Arab, Abdulaziz Khan y las mezquitas de Poi Kalon o de Bolo-Hauz con sus 20 columnas de madera tallada y policromada.
Llevaba pocas horas en Bukhara y el día estaba acabando. Quería llegar al corazón del centro histórico de la ciudad antes de que se hiciera de noche. Crucé el bazar antiguo cubierto con bóvedas sin hacer demasiado caso de los artículos en venta. Cuando giré la ultima esquina y me situé frente a la Plaza de Poi Kalon noté ese hormigueo interior propio de un instante viajero irrepetible.
El minarete Kalon con sus 50 metros de altura se alzaba ante mí. Hasta Gengis Khan sucumbió a su belleza: lo respetó sin demolerlo al igual que hizo con casi toda la ciudad
Me quedé extasiada ante tanta belleza. Bukhara es inacabable y es por ello que requiere un artículo en exclusiva que próximamente escribiré. Me costó procesar tanta preciosidad y aproveché el trayecto por tierra hasta la siguiente ciudad para ir asimilando todo lo que había visto.
La legendaria y mítica Samarcanda clave en la Ruta de la Seda
Ciudad mítica y legendaria donde las haya, Samarcanda evoca Las mil y una noches, caravanas de mercaderes, alfombras voladoras y genios atrapados en lámparas mágicas. Encrucijada de culturas, Alejandro Magno la conquistó, Gengis Khan la arrasó y 150 años después llegó el Gran Tamerlán que la convirtió en centro militar y espiritual de Asia Central. ¿Quién puede mejorar este currículum?
En este viaje a Uzbekistán en la maravillosa Ruta de la Seda, si Bukhara me dejó anonadada, Samarcanda y su Plaza del Registán me dejaron sin palabras. Un síndrome de Stendhal en toda regla. Tuve la fortuna de poder visitar esta joya de día y de noche. Y poder ir varias veces porque nunca tienes suficiente cuando te encuentras con un monumento así. Quizás uno de los más impresionantes que he visto junto al Taj Mahal en Agra en mi inolvidable viaje al Rajastán.
Y es que la primera visita en Samarcanda conduce inexorablemente a inmensa y preciosa plaza del Registán que significa «plaza de arena» quizá porque aquí se ubicaron el mercado y los caravasares en donde se alojaban los comerciantes y viajeros que transitaban por la Ruta de la Seda. La plaza la constituyen tres hermosísimas madrazas de inmensas puertas y altos minaretes que brillan con sus tonos azulados en el atardecer.
La madraza mas antigua es del siglo XV conocida como Ulugh Beg, mientras que las otras dos son del siglo XVII: la madraza de Sher Dor (del león) y la de Tilla-Kari (cubierta de oro). Es increíble que esta maravilla sea tan desconocida y lo entiendes cuando observas los escasos turistas occidentales y los numerosos grupos de mujeres y hombres venidos de todo el país para visitar esta plaza majestuosa. A los uzbekos les encanta charlar y hacerse fotos cuando ven un occidental. Es un pueblo muy acogedor y hospitalario.
Pero Samarcanda es mucho más que la plaza del Registán. Su patrimonio arquitectónico es magnífico y dan cuenta de ello joyas como la necrópolis de Sha-i-Zinda con sus asombrosos mausoleos o el mausoleo de Gur-Emir, un complejo de madrazas donde está la tumba del Gran Tamerlán quien convirtió a Samarcanda en una de las urbes más bellas de Asia.
No existe otro nombre tan evocador de la Ruta de la Seda y cuando dejo Samarcanda doy gracias por haberla conocido. Ordenaré mentalmente tanta belleza y escribiré un relato que nos transporte a aquellos tiempos de caravanas, mercancías y viajeros pretéritos, para guardar en mi memoria todas las emociones que esta ciudad ha generado en mí para siempre.
Apuro mis últimas horas de este viaje a Uzbekistán en la maravillosa Ruta de la Seda y es un tren Talgo el que me transporta de vuelta a Tashken. La compañía española es el único suministrador de alta velocidad en Asia central y en poco más de dos horas llego a la capital cómodamente.
En mi última noche conozco a un grupo de jóvenes uzbekas veinteañeras que ¡cómo no! me invitan a celebrar su cumpleaños
Unas chicas guapas, bien educadas y con un perfecto inglés, representan la nueva generación mas próxima a Occidente y al capitalismo que sus antecesores. Con gusto hubiera participado de su fiesta, pero mañana debo madrugar para tomar dos aviones que me devolverán a Europa recorriendo mas de 5.000 kilómetros de vuelta. Me despido de este maravilloso país ya no tan remoto, feliz de este viaje con mis compañeros viajeros María, Isa y Felip. ¡Ha sido una magnífica experiencia!
¿Qué te ha parecido Uzbekistán?. Si te ha gustado este artículo no dejes de comentar tus impresiones que me ayudan mucho a mantener este blog. ¡Felices viajes!
Enlaces de Interés
http://www.exteriores.gob.es/documents/fichaspais/uzbekistan_ficha%20pais.pdf
https://www.lonelyplanet.es/asia/uzbekistan
https://1000sitiosquever.com/que-ver-en-uzbekistan
1 comentarios en “Viaje a Uzbekistán en la maravillosa Ruta de la Seda”
María
(26/05/2022 - 23:46)Reconozco que no soy muy objetiva, no puedo serlo, pero ha sido revivir el viaje de nuevo! Que maravilla y que afortunada me siento! Mientras espero esos nuevos artículos me guardo este en favoritos porque estoy segura que lo releeré cientos de veces.
Gracias por este artículo y por ese maravilloso wasap de «María, que te parece Uzbekistán?»