La alegre Barcelona 92

Aquel día no fue necesario dominar mucho el francés para hacer estallar esa afonía concurrida. Tras la famosa frase de “…, a la ville de Barcelona”, todos los que allí nos congregamos dimos el salto más improvisado de nuestras vidas. Una coreografía espontánea y perfecta abarrotando la Plaça Catalunya. La alegre Barcelona del 92.

Plaça Catalunya, 13:32 horas. 17 de septiembre del año 1986

Un instante de silencio

Un instante de silencio en cualquier urbe de cierta envergadura, por poco probable, lo consideramos un privilegio. Si a un momento así le sumamos la oportunidad de ser compartido con miles de personas, mudas como tú, con el corazón encogido de ilusión; ese silencio se convierte en una concentración coral de energía contenida tan paralizante como poderosa.

La alegre Barcelona 92

Me remito a este momento de valiosa emoción del año 86, porque es la que me retorna cada vez que paseo por la recuperada montaña de Montjuïc y en especial por el Anillo Olímpico testimonial


Barcelona se abrió al Mediterráneo. Se modernizó, se “puso guapa para la ocasión”, saludó al mundo invitándolo como una perfecta anfitriona y recuperó el orgullo que echaba de menos desde hacía muchos años

Todos somos conscientes de ello y lo añoramos. Pero lo que particularmente me remueve, es la nostalgia de la “alegría” que nos poseyó durante seis años. La alegría que supimos gozar y contagiar, sobre todo del 25 de julio al 9 de agosto de 1992“Amigos para siempre”…, decíamos.

La alegre Barcelona del 92 se forjó de días en los que se podían recorrer las calles de la ciudad, con esa confianza y complicidad que define la convivencia en los pueblos pequeños. Nos cruzábamos con desconocidos como si fuesen familiares.


Sonreíamos a todo aquel que le colgase una acreditación del cuello, fuese voluntario, organizador, deportista o espectador

Y cada mañana encendíamos el televisor para disfrutar de disciplinas deportivas que hasta ese día ni siquiera sabíamos que existieran. Cada medalla ganada nos satisfacía como propia. Se echan de menos días así.

La alegre Barcelona 92

La Torre Calatrava

Muy probablemente, ese sea uno de los motivos por los que me gusta tanto volver a Montjuïc y en especial, revisitar la Torre Calatrava.  Amparada en su falda, la ilusión vuelve a mí, cálida y honesta, gracias a esta guardiana. Al levantar la vista, me deslumbra el blanco magnífico en contraste con un cielo de perfecto azul celeste y rejuvenezco 28 años.

La alegre Barcelona 92

No creo que me ocurra solo a mí. En las miradas de la gente, puedo reconocer cómo esta construcción de hormigón flexible, logra que quien la observe pase por alto su funcionalidad, dejándose atrapar por la belleza. Las formas curvas, albas y pulidas conquistan como una gran dama. Centinela de profesión, nos conecta elegantemente con el cielo y el universo.

La alegre Barcelona 92

Durante mucho tiempo ha invertido en paciencia, pues recuerdo los muchos detractores que tuvo en su momento: los mismos que renegaban de la mayoría de los cambios que experimentó la ciudad. Los que a día de hoy se enorgullecen ufanos y no se cansan de publicitarla.


Pero como escribe BuY Chul Han en su libro La salvación de lo bello: “A la belleza no se la encuentra en un contacto inmediato. Más bien acontece como reencuentro y reconocimiento”

Calatrava se inspiró en la genuflexión de los antiguos atletas griegos al recoger su medalla, siguiendo la misma inclinación del eje de la tierra. Su base es un homenaje a Gaudí en forma de concha marina pavimentada en “trencadís” por la que debería deslizarse el agua. Además, por su enclave, actúa como reloj solar, proyectando su sombra en la plaza de Europa… Todo poesía.

Palau Sant Jordi y la explanada

El gran acierto de esta lírica, es la conjunción de la inspiración clásica de la mayoría de elementos arquitectónicos que moldean este espacio, con la sensibilidad japonesa. Arata Isozaki, diseñó el Palau Sant Jordi sugiriendo las olas del mar Mediterráneo.

La alegre Barcelona 92

Escoltado, en magnífica armonía, por la intervención que realizó su esposa Aiko Miyawaki, titulada: El momento del movimiento. El espectador que viene de la observación majestuosa de la Torre Calatrava, se puede dejar llevar en esta explanada, por la sinuosidad de los 55 metros de cable de acero que coronan las hileras de columnas de piedra, uniéndolas en un delicado flujo de conexiones.

La alegre Barcelona 92

Estadi Lluís Companys

Omnipresente, benévolo y paciente, el Estadi Lluís Companys arraiga todas estas notas exquisitas de modernidad y tradición oriental. Diseñado especialmente para albergar olimpiadas, tuvo que esperar 63 años y rehacerse para ver cumplido su destino.

La alegre Barcelona 92

El agua de los estanques, las formas curvilíneas, las proyecciones de las sombras aferradas a la montaña por la piedra y la envergadura, nos hacen sentir seguros y etéreos a la vez, acogiéndonos con generoso sosiego, contagiándonos calma.

Panorámica de la Anella Olimpica

Y si aún nos queda espacio para más emoción, no está de más detenernos unos minutos a contemplar la panorámica que ofrece este enclave. Ser conscientes del tamaño físico de esta ciudad para recolocar nuestra dimensión. Una oportunidad para reconciliarse y ser más deferentes con todo lo que se nos ofrece: el privilegio de residir en un lugar capaz de resurgir una y otra vez.  

Os propongo el experimento. Descubriréis sensaciones que no creíais guardar, perdiendo vuestra mirada. Todo barcelonés debería hacerlo una vez en la vida, por lo menos, y recuperar infancias, vivencias y realidades; reconociendo lugares que creía olvidados.

La intención de la construcción de este anillo olímpico, siempre fue la de regalar a la ciudad, una vez terminados los juegos, un espacio multifuncional, atemporal y lúdico para los barceloneses. Además de que todo aquel que lo visite, venga de donde venga pueda contagiarse de nuestra satisfacción. Y así ha devenido, porque a pesar de su ubicación en lo alto de la montaña de Montjuïc, permanece unido en esencia y memoria a la Barcelona feliz del año olímpico, a la alegre Barcelona del 92, ejerciendo de vigilante desde allí arriba, en espera de volver a vernos sonrientes y orgullosos de nuestra ciudad.

Cobi, la mascota de Barcelona 92

Otro que tuvo que lidiar con el rechazo inicial, fue el hoy queridísimo Cobi. Si por algún motivo se pensó que Barcelona no podía tener una mascota tradicional, la elección de Javier Mariscal era impepinable. No cabe pensar otra cosa, si somos sinceros y reconocemos tenerlo guardado en nuestro imaginario más particular.

Lo de que la inspiración partiera del típico Gos de Tura catalán, era lo de menos. Llegado el momento, nadie se pudo resistir a esa sonrisa de brazos abiertos al máximo, transmitiendo al mundo toda la hospitalidad de que era capaz. Cobi estaba contento, feliz y alegre como su ciudad en el 92.

Logotipo de las olimpiadas 

Seguramente los organizadores no fuesen conscientes de la cohesión entre todos los elementos que definieron. Incluso en la elección del logotipo, de nuevo, aparece el entusiasmo mediterráneo. Con tres trazos, de aparente sencillez, el diseñador Josep Mª Trias, en una época con apenas diseño digital, dio con la fórmula magistral. 


Eran tiempos en que las manos y el corazón trabajaban unidos

Tres trazos en los que quien no veía a un atleta saltando, reconocía al ansioso y alegre espíritu de aquella Barcelona del 92, vestidos de los tres colores que desde entonces han acompañado a la ciudad. Escribo estas líneas con especial emoción, pues fui una de las afortunadas que formaron parte del equipo de diseño de toda la aplicación y señalética derivada del símbolo olímpico. Una escuela impagable.

El Pebetero

Desde el inicio de este relato, una de las palabras que más he repetido ha sido: emoción. No he podido ni querido evitarlo. Es el sentimiento que nace en el momento que mi amiga Bea me propuso colaborar en su fantástico blog www.beaviajera.com. Y no solo por el honor que ha representado para mí, sino porque añoro cada día más la alegre Barcelona del 92. De estas olimpiadas se recuerdan muchas cosas que solamente se podían dar en un país mediterráneo.

La alegre Barcelona 92

Para muestra el botón de la ceremonia de clausura: la agónica frase pronunciada por Constantino Romero a través de la megafonía. Preocupados por la falta de resistencia en un escenario atiborrado de gente bailando y cantando, rogó: “¡Atletas bajen del escenario!”. Momentos de risas, excitación y convivencia.


Un recipiente sostenido en su base moldeada semejante a un timón, aferrándose a un estadio en forma de barco a punto de zarpar al futuro


Días inaugurados de forma espectacular por la sangre fría de un arquero disparando una flecha ardiente, a 86 m de distancia en dirección al pebetero. El trasvase de la llama olímpica que encendió millones de corazones.

Nota: Este artículo está escrito desde el corazón por una amiga y escritora, Núria Guix Dot que me ha regalado sus palabras, magistralmente enlazadas, para dar contenido a unas imágenes que nos transportan a la Barcelona olímpica. El verano del 92 fue una experiencia inolvidable y hemos querido compartir unas emociones irrepetibles que arrancaron con aquella mítica frase de » …, a la ville de Barcelona”

Gracias @nuriaguixdot

 

Autor entrada: Beatriz Lagos

Soy Bea. Me encanta viajar y fotografiar. Viajo desde siempre y siempre que puedo . Conocer , experimentar y rodar por el mundo.

10 comentarios en “La alegre Barcelona 92

    nuria guix

    (11/12/2020 - 14:40)

    Gracias a ti Bea. Y gracias por este blog tan lleno de vida y «emociones» 😉

      Bea

      (12/12/2020 - 15:23)

      Generar emociones con un proyecto es fantástico y lo hemos conseguido!. Gracias a tí, Núria.

    Paula

    (11/12/2020 - 17:26)

    Hermoso artículo que transmite pura emoción a quienes no vivimos ese mítico verano del 92. Este dúo es mágico! Felicidades a ambas!

      Bea

      (12/12/2020 - 15:20)

      Muchísimas gracias Paula!Nos encanta que ps haya gustado. Ha salido del corazón. Gracias!

    Carmen Montil Jiménez

    (11/12/2020 - 23:06)

    He disfrutado muchísimo leyendo este post sobre la Barcelona de 1992. Da gusto leer historias tan bien escritas y que han conseguido emocionarme. Enhorabuena a Nuria y a mi querida amiga Bea. Un saludo desde Madrid.

      Bea

      (12/12/2020 - 15:21)

      Muchas gracias amiga!. Nosotras también hemos disfrutado mucho con esta colaboración. Estamos emocionadas de que os guste.Un beso

    Mariangels Rulo

    (12/12/2020 - 09:54)

    Me ha encantado. Este post me ha transportado de nuevo a aquellos días de la Barcelona olímpica, esa emoción de recibir a todo el mundo en mi ciudad, como si fueran invitados a mi casa….
    Y las fotos, espectaculares Bea, tienes un don😊😊

      Bea

      (12/12/2020 - 15:22)

      Muchas gracias Mariangels!. Nos encanta emocionar con esta colaboración que esperamos sea el preámbulo de más. Gracias por tus palabras.

    Joan B

    (12/12/2020 - 22:23)

    Fantástico el relato y las fotografías que nos transportan a un momento muy especial para Barcelona. Da ganas al que no ha estado de visitar la montaña de Montjuïc i a los que ya hemos estado, de volver. 👍🏻

      Bea

      (12/12/2020 - 23:03)

      Joan, gracias por tus palabras. Me alegro que hayas disfrutado, lo hemos hecho recordando aquellas emociones de un momento muy especial. Gracias!

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