Beaviajera

¿Qué te parece si nos vamos a un viaje solidario a Senegal en fin de año? me preguntó mi amiga y viajera Carmen, enamorada de África. Nuestras referencias eran «Álvaro Planchuelo» y «ONG Campamentos Solidarios». Con esto y una charla de Álvaro, nos emocionamos con la perspectiva de viajar de nuevo a África occidental. Intuíamos que sería un viaje diferente y especial. Acertamos: el viaje solidario a Senegal ha resultado ser una experiencia única. 

Diez viajeros de diferentes ciudades de España, nos encontramos en el aeropuerto de Barajas con la ilusión de realizar un viaje solidario a Senegal. Cada uno de nosotros llevaba un máximo de 23 kilos de ayuda humanitaria que viajarían junto al equipaje hasta nuestro destino, para repartir el material entre los diferentes campamentos solidarios. Unas bolsas cuyo color naranja, nos recordaba el granito de arena que íbamos a aportar en los descomunales requerimientos y necesidades que demanda África.

De Madrid a Dakar y el Team senegalés

Volamos de noche, un 28 de diciembre y tras un vuelo de poco más de cuatro horas, aterrizamos en Dakar, la capital de Senegal. Un nombre presente en el imaginario colectivo por la mítica competición París-Dakar cuya primera edición en 1978 se prolongó durante 30 años, hasta que tuvo que ser anulada en 2008 y dijo adiós a la competición en África para siempre. Actualmente el recorrido se realiza por Arabia Saudí. 

No había vuelto al África occidental desde aquel fatídico viaje a Malí y Burkina Faso con mi amiga Neus a finales de los 90, en el que casi pierdo la vida . Recordaba el caos y sus maravillosas gentes pero sobretodo, los colores y olores tan característicos de esta región africana que recuperé nada más poner los pies en Dakar. A nuestra llegada nos esperaba Tafa, la persona clave en Senegal de la ONG Campamentos Solidarios. Nos recibió con su castellano impecable y una elegancia natural.

«Aquí matamos el tiempo, a diferencia de vosotros que el tiempo os mata», sentenció Tafa 

En el trayecto desde el aeropuerto hasta nuestro primer lugar de pernoctación en la playa de Saly, empezó a explicarnos cuestiones relativas al país. Estudió Filología Española y tuvimos el placer de tenerlo de guía y traductor durante todo el viaje. Un lujo. «Aquí la gente vive feliz en el caos», apostilló. 

Tafa nos explicó que tenía tres hijas, a las que tuvimos la oportunidad de conocer cuándo nos invitó a su casa. Nos explicó que era monógamo, a diferencia de su padre, polígamo con 23 hijos. Es Presidente de la Asociación de guías de habla española en Senegal y una persona resolutiva, muy necesaria en un viaje a África. Lo dicho, todo un lujo poder haber conocido y compartido este viaje con Tafa. 

El binomio Álvaro-Tafa es una garantía incuestionable para viajar a Senegal. Conocen muy bien el país y llevan años colaborando y cooperando con el pueblo senegalés. Álvaro se define como «arquitecto de profesión, arqueólogo de vocación, ornitólogo de afición, y cooperante por convicción», ¿alguien da más?. Fundador y presidente de la ONG Campamentos Solidarios, es el artífice de la implantación de los tres campamentos ubicados en Senegal y de innumerables cooperaciones en los últimos 20 años. Ha sido un placer conocerlos y sin duda, ellos han marcado un antes y un después en mi percepción y experiencia viajera en África occidental. 

No puedo dejar de mencionar a Foula (@lanteibel), nuestro segundo guía, un chico de 21 años con muchas ganas de aprender y labrarse un camino en el ámbito de los viajeros españoles que visitan Senegal. «Yo prefiero trabajar con los españoles», nos comentó. «Pero si hablas francés y estás aprendiendo español … «. «Me gustan más los españoles», dijo convencido. Foula nos cuidó, ayudó estando siempre pendiente de las necesidades del grupo y eso es de agradecer, especialmente en un viaje por África. ¡Mucha suerte Foula en tu futuro!

Y para finalizar el súper-team senegalés, mención especial a nuestro joven experto y hábil conductor Gnoro. Pocos europeos se atreverían con las carreteras senegalesas, muy abruptas y difíciles de transitar. Tráfico caótico, falta de iluminación y otras lindezas, caracterizan a la red viaria de este país. Hemos tenido que hacer largos y tediosos recorridos y en ningún momento Gnoro perdió su sonrisa. Ningún percance en 12 días es un excelente balance.

ONG Campamentos Solidarios

Éste no es un viaje turístico al uso, sino todo lo contrario. La Asociación Española Campamentos Solidarios  se posiciona como «ECOTURISMO  SOLIDARIO  Y  COOPERACIÓN  PARA  EL DESARROLLO». Y no podría haber un mejor embajador de la asociación que Álvaro Planchuelo. Ama a África y sabe cómo transmitirte esa pasión por el continente que conoce en profundidad. Sus explicaciones -a modo de clases magistrales- micro en mano, amenizando los largos trayectos en autocar, las recordaré siempre. Aprendes mucho con Álvaro: historia, geografía, arquitectura … de todo. Este viaje es especial para él porque se celebra el 20 aniversario de la inauguración del primer campamento solidario. Y lo celebramos el último día del año. Inolvidable. 

Entre los años 2002 a 2010, se ha construido una Red de Campamentos Ecoturísticos Solidarios en diferentes regiones de Senegal, que permiten viajar por todo el país conociéndolo bien. Es un proyecto que creó Álvaro junto a un grupo de amigos. Los campamentos han sido construidos bajo la dirección, supervisión y formación por parte de la asociación y son gestionados por los poblados en los que se asientan. El objetivo ha sido implantar ecocampamentos sostenibles en zonas remotas, recuperando las tradiciones constructivas de cada etnia. 

Los viajeros visitan Senegal de una forma diferente, conectando con sus gentes y participando en pequeños proyectos de cooperación que necesitan las comunidades rurales y a su vez, les sirve a éstas de sustento económico. Todo el mundo gana. Son tres los Campamentos Solidarios construidos en Senegal funcionando actualmente y recibiendo viajeros. Los campamentos generan los recursos necesarios para su mantenimiento y cada uno lo dirige un gerente -hombre o mujer- que rinde cuentas a la asociación.

El primer campamento que visitamos es el de Badian en el país malenke y fue el primero en inagurarse. El segundo el de Seleki, en el territorio de los diolá, implantado en 2008 en el sudoeste del país, en la desembocadura del río Casamance. El tercero, ubicado cerca de la costa atlántica, es el de Faoyé inagurado en 2010. Todos ellos inspirados en la forma de construcción local y diferentes entre sí. En los tres se ha tenido en cuenta establecerse en zonas de importancia ecológica o etnológica, poniendo en valor el patrimonio cultural y natural propio de cada área.

Los beneficios derivados de la explotación de los campamentos junto a las aportaciones económicas que consigue la asociación, permiten llevar a cabo proyectos de cooperación para el desarrollo en las zonas de actuación. Fuimos testigos del inicio y seguimiento de varios proyectos en los poblados que visitamos. 

Cada vez que llegábamos a uno de los campamentos en este viaje solidario a Senegal, Álvaro nos explicaba la historia del lugar, los detalles de su construcción e íbamos al poblado a saludar al jefe. «Primero se saluda y después las fotos», comentó Álvaro en la primera visita. Y así lo hicimos durante todo el viaje. Tafa era el traductor entre los locales y Álvaro. Senegal es un país plurilingüe en donde el idioma oficial es el francés. «En África somos buenos alumnos de Francia», comentó Tafa. Los franceses fueron los colonizadores de gran parte de África occidental, cuando Europa se repartió el continente africano, sin embargo, son varias las lenguas locales. Las más habladas son el wolof, el peul, el serere y el diola. 

Hemos visitado las escuelas de los poblados, en las que la asociación realiza cooperaciones de desarrollo educativo. Los proyectos se financian con fondos propios de Campamentos Solidarios o con colaboradores -eventos solidarios, donaciones o responsabilidad social corporativa-. En nuestras visitas escolares aprovechábamos para entregar el material escolar que habíamos comprado para ellos.

Resultaba muy emocionante observar el material nuevo, esperando para ser entregado, encima de un destartalado pupitre en una escuela senegalesa, y ver la cara de los niños que nos cantaban canciones a modo de agradecimiento. Lo mejor de África son los niños. La educación primaria es obligatoria hasta los 11 años, pero la secundaria es opcional. Pocos llegan a cursar estudios universitarios.

La mujer senegalesa

Las mujeres se ocupan de la casa, de la familia, de los hijos y trabajan fuera del hogar para traer dinero a casa. Los hombres son los que tienen el poder, pero son ellas las que se ocupan de todo. ¿Qué sería de África sin las mujeres?. La tasa de fecundidad está en 4,5 hijos por mujer. El 50% de la población no llega a los 20 años. Cuando entras a un poblado hay niños por todas partes que vienen corriendo a recibirte. Los hermanos mayores cuidan y transportan a los pequeños. Las niñas son casadas a pronta edad y empiezan muy jóvenes a tener hijos . 

La poligamia está permitida, no sólo para los musulmanes, sino también para otras creencias, como los animistas. Los hombres pueden tener hasta 4 esposas. «Cuando uno se casa debe elegir monogamia o poligamia, pero después está mal visto cambiar», nos comentó Tafa. Casarse y tener hijos es una obligación social, tanto para hombres como para mujeres.

En una agradable cena de las muchas que tuvimos en este viaje solidario a Senegal, en el campamento de Seleki, tuvimos la oportunidad de hablar con Moustapha Coly, amigo de Álvaro. Un hombre simpático y culto que ejerce de supervisor en el Liceo francés de Nyassia. Nos explicó su caso con total naturalidad. «Soy musulmán, polígamo y tengo dos esposas y 8 hijos». «¿Se puede estar enamorado de dos mujeres a la vez?», le preguntamos. 

Entonces nos empezó a hablar del «true love». «Aunque tengas varias esposas, el verdadero amor sólo es una», comentó Moustapha. Nos explicó cómo consiguió casarse con la mujer a la que amaba de verdad, después de contraer matrimonio con su primera esposa. «En mi casa se vive feliz y en armonía», prosiguió. «Paso 2 ó 3 noches con cada una de las esposas, y voy rotando. Hay que buscar un equilibrio para que toda la familia se sienta bien», concluyó. En Senegal, tener varias esposas implica mucho prestigio social, porque muestra el poderío económico de alguien que puede mantener a varias mujeres y sus hijos.

Campamento de Badián, país malenke

Los mandinga conforman un grupo étnico en África occidental. En el sudeste de Senegal se llaman malenke y son predominantemente musulmanes pero practican el animismo.

Este fue el primer campamento que se construyó en 2002 y llegamos a él después de visitar el Parque Nacional Niokolo Koba, un enorme bosque seco tropical atravesado por el río Gambia y el mejor lugar para ver animales en Senegal. Llegamos por la tarde al campamento de Badián y dormimos tres noches.

Situado en el Senegal Oriental que corresponde al País Bassari, el campamento está gestionado por la etnia malenke del poblado de Badian. Consta de nueve chozas construidas junto al río Gambia y alrededor de una choza central que hace las veces de comedor. Después de dormir, lo primero que hicimos fue descargar las bolsas de ayuda humanitaria y clasificar el material por niños, hombres, mujeres y escolar. Distribuimos en bolsas el contenido ya clasificado, para repartirlas entre los diferentes poblados que íbamos visitando a lo largo de nuestro recorrido.

La ONG Campamentos Solidarios ha construido un pequeño centro de salud contiguo al campamento de Badian en dónde trabaja Ana, una enfermera entregada a asistir a la población de la zona y atender los partos.

Sus recursos son rudimentarios, tan solo una simple camilla como paritorio y un calefactor a modo de incubadora. Ana asistió a más de un parto en nuestra estancia en Badian, uno de ellos de gemelos. Nos enseñó orgullosa su espacio de trabajo, en donde guarda el material y los medicamentos, el registro de consultas y aprovechó para intercambiar opiniones con los sanitarios que viajaban en el grupo.  

Ana es hermana de Tafa y vive al lado del centro de salud. Esta mujer fuerte, valiente y entregada es todo un ejemplo. Se necesitan muchas «Anas» en África, su labor es encomiable.

El día de fin de año, 31 de diciembre del 2022 lo celebramos en Badian después de asistir a unos bailes tradicionales junto al fuego y bajo una enorme ceiba, solo iluminados por la luna llena. Una noche inolvidable.

Recién entrados en el nuevo año, nos despertamos pronto en el Campamento Solidario de Badian. El primer desayuno del 2023 y nos dirigimos a visitar el poblado. Los niños acudieron hacia nosotros en cuanto llegamos, alegres y sonrientes. Saludamos al jefe del poblado como es pertinente y nos invitó a su casa. Álvaro y Tafa mantuvieron con él una conversación en el patio de su vivienda. El jefe agradeció todo lo que hace la Asociación en este lugar con pocos recursos en Senegal. 

Visitamos la escuela de Badian, la primera de una larga lista en este viaje solidario a Senegal. Repartimos material y tuvimos la oportunidad de inaugurar el equipo femenino de fútbol de Badian, todas ellas con su camiseta nueva roja. Todos están agradecidos a Álvaro que ya lleva 20 años ayudando en estas tierras del país malenke. También visitamos el poblado de Tambanoumouya en donde asistimos a unos bailes de bienvenida en la plaza central a cargo de las mujeres del poblado.

País Bassari

El País Bassari en el sureste, es uno de los lugares más remotos de Senegal. Un universo de culturas y tribus que te hacen sentir en el África profunda. Los bassaris son un pueblo repartido entre ambos lados de la frontera que separa Senegal y Guinea Conakry. De hecho, estuvimos en el puesto fronterizo con este país vecino. Se cree que llegaron desde Malí de donde huyeron cuando se les intentó imponer el islam a finales del XIX.  Kedougou, la ciudad más grande al sureste, es la principal entrada hacia el País Bassari y un buen lugar para comprar provisiones. 

Fuera de la ciudad, en las zonas rurales, el pueblo bassari vive en núcleos habitados por familias o grupos de familias. Sus aldeas están formadas por chozas de barro o de ramas trenzadas y una vegetación frondosa. Subsisten de la agricultura -arroz, mijo …- y la caza -ciervo, jabalí …- A pesar de que el 90% del pueblo senegalés es musulmán, la mayoría de los bassaris se mantienen fieles a sus creencias tradicionales como el animismo. Por ejemplo, nos sorprendieron las danzas de los «hombres árbol» con sus máscaras de la cosecha en un pequeño poblado vecino a Sibikiling Bassari. 

El primer día del año, 1 de enero del 2023 fue distinto a cualquiera de los que haya vivido. Un trekking por el increíble País Bassari nos llevó a la cascada de Dindefelo  con una caída superior a los 100m y el mejor lugar para darse un buen baño. Se encuentra en la Reserva Natural Comunitaria de Dindefelo que es en dónde se ubica la Estación Biológica Fouta Djalón perteneciente al Instituto Jane Goodall -muy famosa por sus estudios con chimpancés- en esta zona fronteriza con Guinea Conakry.

A pesar de los intentos de Álvaro por visitar el Instituto, nos recibieron unos chicos jóvenes, impertinentes y mal educados que nos impidieron el acceso, a pesar de que Álvaro conoce bien la entidad y los visita con frecuencia. Un suceso desafortunado que Álvaro puso en conocimiento del instituto y se excusaron. 

Completamos la jornada con otro trekking al poblado de Andyel de la etnia Bedik. Una subida angosta entre piedras, anteceden a este poblado remoto escondido en la montaña entre baobabs. Compramos collares y pulseras a las mujeres que exhibían su mercancía en una de las «calles» del poblado, previo saludo al jefe. Un día emocionante en este viaje solidario a Senegal. 

Campamento de Seleki en Casamance

Entramos en la región de Casamance, al sur de Gambia y regada por el río del mismo nombre. En el largo recorrido hasta llegar al campamento, disfrutamos de una preciosa puesta de sol entre baobabs. Un delicioso paseo gozando de uno más de los momentos únicos que nos ha brindado este viaje solidario a Senegal. 

El Campamento Solidario de Seleki, se encuentra situado en la región de la Baja Casamance, al sudoeste de Senegal y está gestionado por la etnia diolá del poblado de Seleki. En esta región es característica la casa «impluvium» construida por los diolá y considerada Patrimonio Nacional.

Su estructura es circular con un óculo central que recoge el agua de lluvia desde las cubiertas inclinadas. El campamento alberga diez habitaciones con aseos individuales y se ubica en un bosque sagrado de baobabs, ceibas y palmeras junto a un brazo del río Casamance. Los amaneceres son magníficos. 

Desde el campamento de Seleki visitamos el poblado de Eloibaline atravesando en piragua el bolong -brazo del río- de Kamenbeul. Almorzamos en el restaurante Chez Williams en Edioungou, un pescado exquisito y por la tarde visitamos los pueblos de Seleki y Bandial. El día finalizó con una fiesta con música a cargo de las mujeres diolá del poblado de Seleki. Como siempre las mujeres nos invitaron a bailar con ellas al ritmo de sus tambores. 

También tuvimos la oportunidad de cruzar Gambia de camino al siguiente campamento. Gambia es un pequeño país que sigue el curso del río Gambia y está rodeada en su totalidad por Senegal, cruzándolo de este a oeste. En Gambia se habla inglés puesto que fueron sus colonizadores.

«Senegal es la cabeza de león y Gambia la lengua del león», comentó Tafa. Sólo tuvimos que hacer los trámites en la frontera para pasar «al otro lado» y seguir el viaje por Senegal. Importante: mejor abstenerse de hacer fotos a la gente en Gambia mientras se realizan los trámites en la frontera. 

Campamento Solidario de Faoyé

El último campamento que visitamos en este viaje solidario a Senegal. Inaugurado en 2010, se encuentra en la región del Delta del Sine Saloum y está gestionado por la etnia serere del poblado de Faoyé. En mi opinión es el campamento con más encanto y está inspirado en los palafitos propios de los poblados de esa zona. Consta de 8 cabañas tradicionales con capacidad para 24 personas, dotadas con aseo individual y un porche con vistas al delta catalogado como Reserva de la Biosfera por la Unesco. Los atardeceres son memorables. 

Faoye es un poblado tranquilo a orillas de una laguna de agua salada habitado por la etnia serer. Sus principales recursos son la pesca y la agricultura. Dispone de una escuela y centro de salud pero precarios. Desde aquí, se organizan paseos en piraguas para visitar poblados y observar los manglares y paisajes de aguas tranquilas.

Visitamos en piragua una isla próxima con el poblado de Sakhor en donde la ONG construyó un puente de madera que conocimos. El jefe del poblado aprovechó para pedir a Álvaro un embarcadero, puesto que la orilla en donde para la piragua está llena de lodo y dificulta el acceso. Álvaro ya se ha puesto en marcha para conseguir el embarcadero.

Tuvimos una despedida por todo lo alto. La última noche en Faoyé estuvo amenizada por una competición regional de lucha senegalesa. La tranquilidad de los días previos en el campamento se interrumpió en un plis-plas al anochecer. Chicos jóvenes, bien fibrados, altos y robustos, llegaron para competir en el deporte nacional junto a sus muchos seguidores. Después de varias horas, hubo suerte: el campeón fue un chico serer del poblado llamado Osman. 

Ruta de un viaje solidario a Senegal

En nuestra última jornada en Senegal y después de 12 inolvidables días, nos dirigimos a Dakar y la Isla de Gorée, declarada Patrimonio de la Humanidad y la última tierra africana vista por los esclavos, pero esa es otra historia de la que también escribiré en este blog.

Dedico este escrito a mis compañeros de este viaje solidario a Senegal. Con ellos ha sido fácil y hemos construido entre todos una experiencia inolvidable. «No quiero que seáis un grupo, quiero un equipo», comentó Álvaro al inicio del viaje.

¡Va por ellos! -por orden de aparición de derecha a izquierda- : Álvaro, Chus, Laura, Francesca, Paco, Prado, Carmen, Julián, Amparo, Teresa y Foula. Por supuesto, también Tafa y Gnoro que no aparecen en la foto. ¡Ha sido un auténtico placer!.

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