Un paseo por Las Ramblas en dirección al mar, nos lleva hasta el Gran Teatro del Liceu, la ópera de Barcelona. Antes habremos cruzado por delante del mercado más famoso de la ciudad, el Mercat de la Boqueria. Una vez pasado el Liceu, una estrecha calle que gira hacia la derecha, Nou de la Rambla y que pasa completamente desapercibida, nos conduce a uno de los edificios menos conocido y sorprendente del genial arquitecto: el Palau Güell obra de Gaudí en Barcelona.

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Eusebio Güell
Eusebio Güell, nacido en Barcelona en 1846, fue un hombre con sólida formación económica, jurídica, científica y humanista. También empresario y político. Sin embargo, su faceta que ha perdurado en el tiempo, ha sido la de mecenas de su admirado amigo Antoni Gaudí. Su amistad y colaboración han dejado un legado arquitectónico y artístico único en el mundo. Güell fue un industrial audaz, fundó la Colonia Güell dedicada a la fabricación de tejidos y la fábrica Asland, la primera en fabricar cemento Portland de Cataluña.
El Palau Güell fue el primer gran encargo que el joven Gaudí recibía de Eusebio Güell quien llegó a convertirse en el principal cliente del arquitecto. Por aquel entonces, Gaudí sólo había iniciado la construcción de la Casa Vicens y El Capricho de Comillas. Dicen que cuando se arranca la construcción del palacio, el administrador de Güell se quejaba: «mientras yo le lleno los bolsillos a Don Eusebio, Gaudí se los vacía». Güell sabía que con esta obra recibía algo más que no se puede comprar con dinero: la genialidad de Gaudí.
En 1871 se casó con la hija mayor del marqués de Comillas, Luisa Isabel López Bru con la que tuvo diez hijos. En 1883 Eusebi Güell compra la casa número 3 de la calle Nou de la Rambla, que utilizaría posteriormente para edificar el Palau Güell. Dos años más tarde, Güell encarga a Gaudí la que sería la primera obra de envergadura del arquitecto.
En 1888 y coincidiendo con la Exposición Universal de Barcelona se inaugura el edificio y la familia Güell fija aquí la residencia de su numerosa familia.
El edificio fue la residencia de la familia hasta que se trasladaron a vivir al Park Güell, el último encargo que Güell haría a Gaudí.
Eusebio Güell falleció el 8 de julio de 1918 en su residencia del Park Güell otra magnífica obra, fruto de la colaboración de ambos amigos. Tenía 72 años de edad. La capilla ardiente se instaló en el Palau Güell, que pasó a manos de su esposa (1850-1924) y después a dos de sus hijas, Maria Lluïsa (1873-1933) y Mercè Güell i López (1889-1954). Más adelante, sería la única propietaria Mercè Güell, quien lo cedió en 1945 a la Diputación de Barcelona, con la condición de que se preservara el edificio y se le diera un uso cultural, científico o artístico. Este organismo ha hecho posible su restauración, renovación y difusión. El Palau Güell fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1984.
Proyecto del Palau Güell
Gaudí construyó este palacio urbano al principio de su ejercicio profesional entre 1886 y 1890 y fue completamente innovador en la concepción del espacio, conteniendo toda la esencia de la obra posterior del arquitecto. Las condiciones del solar en el que debía construirse el edificio, no eran las más favorables. Un espacio pequeño en la antigua calle Conde del Asalto, en la actualidad Nou de la Rambla, hoy en el barrio del Raval. Comparándola con el resto de sus obras, se trata de un edificio asombrosamente discreto y sobrio.
En su fachada, compuesta por grandes bloques de piedra, sin apenas ornamentación escultórica, destacan dos enormes puertas con un enrejado de hierro que causaron el asombro en el Barcelona de aquellos tiempos

Vestíbulo y escalera principal
En el interior, Gaudí juega con la tradición gótica. Arcadas, columnas y arcos catenarios que habrían de dominar en sus trabajos posteriores, como elemento de soporte fundamental. Los detalles modernistas de la puerta, se repiten en la decoración interior del palacio. Gaudí pretendía que el espectador tuviera la impresión de encontrarse en un palacio gigantesco, como la misma sensación al subir la escalera hacia la planta noble.

Al final de la escalera se aprecia una vidriera diseñada por Gaudí que representa las cuatro barras de la bandera catalana. La antesala constituye la entrada a una serie de lujosas estancias que constituían las salas destinadas a la vida familiar.

La sala de los pasos perdidos conduce al salón central y a la sala de visitas. Un magnífico artesonado y una peculiar distribución de las columnas ideado por Gaudí agranda visualmente la estancia aportando amplitud y luminosidad.
Planta Noble
Una estancia en el centro del palacio, con una altura superior a tres pisos, sustituye al habitual patio interior. Este salón es el elemento central del palacio, alrededor del cual se organiza toda la vivienda y la vida familiar. Está cubierto por una singular cúpula parabólica asentada sobre cuatro arcos. Esta cúpula tiene apariencia de firmamento gracias a que algunas piezas están agujereadas para permitir la entrada de luz de día y de noche.
La cúpula destaca por su excelente condición acústica y es por ello que en esta sala se realizaban conciertos, ópera y oratorios. También tenían lugar las recepciones de huéspedes ilustres. Otro aspecto relevante eran oficios religiosos que se celebraban en esta zona. Una capilla que se cierra con dos grandes puertas, al abrirse se convierte en un espacio religioso. Una versatilidad fruto de la imaginación del genio Gaudí.
La música era la gran afición de la familia Güell. El conde diseñó un órgano cuyos tubos fueron situados en la galería superior de forma que la música desde las alturas se va esparciendo sobre el oyente.
El órgano suena a cada hora en punto y las medias. Transportarse con la música mientras observas este espacio es uno de los momentos mágicos de la visita

La azotea
La azotea es uno de los espacios más interesantes del Palau Güell obra de Gaudí en Barcelona. Con su desbordante imaginación, Gaudí transformó las tradicionales chimeneas en esculturas mágicas y policromadas con formas insólitas y originales. Quince de ellas corresponden a las chimeneas del interior del palacio. El resto son las salidas de humo de las cocinas y conductos de ventilación.
Las seis chimeneas del nivel superior son de ladrillo y las catorce del nivel inferior, están decoradas con el típico trencadís tan característico en las obras de Gaudí. Las chimeneas, deterioradas por el paso de los años, fueron restauradas en 1992. En el centro de la azotea se observa la aguja de quince metros de la cúpula que cubre e ilumina el salón central. Curiosamente, está recubierta de piedra arenisca vitrificada procedente de las paredes internas de los hornos de cal, ya amortizados, de la finca de los Güell en el Garraf.
Gaudí supo reciclar este material de deshecho que no absorbe el agua y protege de la humedad
La azotea es una buena atalaya para observar las vistas de Barcelona, desde la montaña de Montjuic, hasta el puerto, la Catedral o la Torre Agbar.
El pintor Aleix Clapés
El enigmático pintor de Güell y Gaudí tiene una presencia destacada en el Palau Güell y se encuentra lo mejor de la producción de este pintor que tuvo una estrecha relación con ellos. Su cuadro más emblemático y situado en la primera planta del palacio es Hércules en busca de las Hespérides y también son notables sus pinturas que decoran el vestíbulo de la Casa Milá. Una exposición dedicada al artista y ubicada en el palacio, nos introduce en su obra a través de diferentes cuadros.
En el sótano del inmueble se hayan las caballerizas en donde se situaban las cuadras individuales para los caballos y sus comederos. El espacio se sustenta por grandes capitales y columnas de ladrillo sin revestir. Todavía se mantienen dos agarraderos para atar los caballos.
El Palau Güell obra de Gaudí en Barcelona es uno de sus proyectos más tempranos y ya muestra ese Gaudí mágico de arquitecto inclasificable. Sin duda un edificio único que bien merece una visita.
